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Las esferas rojas que colgan de los cables de alta tensión son más que solo una curiosidad visual, sino que también cumplen un propósito esencial para la seguridad aérea y la protección ambiental. Estas balizas de señalización visual esférica están diseñadas para evitar las colisiones entre aeronaves y cables de alta tensión, especialmente en áreas con baja visibilidad.
Según la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), la instalación de estas balizas es obligatoria en puntos estratégicos como aeropuertos, cruces en ríos, valles y carreteras, ya que los cables suspensos de las torres eléctricas son prácticamente invisibles desde el aire.
Las normas establecen que la colocación de estas balizas es obligatoria en zonas de cables, líneas eléctricas o estructuras que puedan interferir en la navegación aérea. Además, cualquier instalación situada en áreas protegidas por servidumbres aeronáuticas debe tener una señalización visible desde largas distancias.
Las esferas rojas tienen un diámetro de entre 60 y 90 centímetros y pesan entre 5 y 7 kilogramos, lo que permite su instalación sin poner en riesgo la estabilidad de los cables. Para maximizar su visibilidad, se utilizan colores homologados por la aviación, como el rojo, naranja y blanco.
La distancia máxima a la que deben estar situadas estas esferas es de 60 metros, pero puede reducirse a 30 metros en zonas de riesgo elevado, como pistas o rutas frecuentes. Además, se utilizan materiales resistentes al viento, la radiación solar, las lluvias y los cambios bruscos de temperaturas, como el polietileno de alta densidad o el poliéster reforzado con fibra de vidrio.
En resumen, las esferas rojas que colgan de los cables de alta tensión son un elemento crucial para la seguridad aérea y la protección ambiental. Su instalación es obligatoria en puntos estratégicos y cumplen con normas estrictas para garantizar su visibilidad y resistencia.
Según la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), la instalación de estas balizas es obligatoria en puntos estratégicos como aeropuertos, cruces en ríos, valles y carreteras, ya que los cables suspensos de las torres eléctricas son prácticamente invisibles desde el aire.
Las normas establecen que la colocación de estas balizas es obligatoria en zonas de cables, líneas eléctricas o estructuras que puedan interferir en la navegación aérea. Además, cualquier instalación situada en áreas protegidas por servidumbres aeronáuticas debe tener una señalización visible desde largas distancias.
Las esferas rojas tienen un diámetro de entre 60 y 90 centímetros y pesan entre 5 y 7 kilogramos, lo que permite su instalación sin poner en riesgo la estabilidad de los cables. Para maximizar su visibilidad, se utilizan colores homologados por la aviación, como el rojo, naranja y blanco.
La distancia máxima a la que deben estar situadas estas esferas es de 60 metros, pero puede reducirse a 30 metros en zonas de riesgo elevado, como pistas o rutas frecuentes. Además, se utilizan materiales resistentes al viento, la radiación solar, las lluvias y los cambios bruscos de temperaturas, como el polietileno de alta densidad o el poliéster reforzado con fibra de vidrio.
En resumen, las esferas rojas que colgan de los cables de alta tensión son un elemento crucial para la seguridad aérea y la protección ambiental. Su instalación es obligatoria en puntos estratégicos y cumplen con normas estrictas para garantizar su visibilidad y resistencia.