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La DANA, el "milagro" del Poya que dejó a más de 1.000 personas en la orilla mortal del río. Seis meses después se revelan las verdades detrás de ese fenómeno natural.
La inundación del Poya, cuyo impacto fue desastrosamente mayor en Catarroja y Picanya, puso al descubierto un sistema suministrador muy débil. El río es estrecho en esa zona pero su caudal es grande. La falta de medidas preventivas, como la construcción de una barrera o el aumento del alcance del desvío proyectado del río por la Saleta, hizo que se produjese un desbordamiento sin previo aviso.
Con el paso de los meses, las autoridades han estado poniendo en marcha medidas para intentar resolver el problema. La Generalitat, el Gobierno y la Comunidad Valenciana han ofrecido 500 millones de euros para reconstruir la zona inundada a través del Programa "Reconstrucción de Zonas Inundables", de la que se han destinado más de 300 millones.
En Catarroja, la inmobiliaria que quedó intacta en el barrio residencial del Fumeral ha visto un desbordamiento de clientes. La empresa, dirigida por Miguel y su esposa Sandra, acogió a más de 40 families que se quedaron allí cuando los vecinos intentaban huir.
En Picanya, la situación es distinta. El ayuntamiento local ha ofrecido viviendas con las niñas durmiendo en colchones en la cocina a algunas familias. La inmobiliaria que tienen el negocio y lo han reformado para recuperar la vida normal son como antes. Aunque los vecinos han tenido que pagar un piso de 80 metros de superficie por 1.100 euros.
El coche del dueño de la inmobiliaría, Miguel, quedó empapado en el barro hasta la cintura. El negocio está mejorando, pero todavía mantiene un desglose con las personas que buscan vivir en el valle del Poya: los bajos están como antes y no hay medidas anti-riada, y a pesar de estar en la zona donde lo más devastador fue, han sido pocos los efectos del agua a su llegada.
La inundación del Poya, cuyo impacto fue desastrosamente mayor en Catarroja y Picanya, puso al descubierto un sistema suministrador muy débil. El río es estrecho en esa zona pero su caudal es grande. La falta de medidas preventivas, como la construcción de una barrera o el aumento del alcance del desvío proyectado del río por la Saleta, hizo que se produjese un desbordamiento sin previo aviso.
Con el paso de los meses, las autoridades han estado poniendo en marcha medidas para intentar resolver el problema. La Generalitat, el Gobierno y la Comunidad Valenciana han ofrecido 500 millones de euros para reconstruir la zona inundada a través del Programa "Reconstrucción de Zonas Inundables", de la que se han destinado más de 300 millones.
En Catarroja, la inmobiliaria que quedó intacta en el barrio residencial del Fumeral ha visto un desbordamiento de clientes. La empresa, dirigida por Miguel y su esposa Sandra, acogió a más de 40 families que se quedaron allí cuando los vecinos intentaban huir.
En Picanya, la situación es distinta. El ayuntamiento local ha ofrecido viviendas con las niñas durmiendo en colchones en la cocina a algunas familias. La inmobiliaria que tienen el negocio y lo han reformado para recuperar la vida normal son como antes. Aunque los vecinos han tenido que pagar un piso de 80 metros de superficie por 1.100 euros.
El coche del dueño de la inmobiliaría, Miguel, quedó empapado en el barro hasta la cintura. El negocio está mejorando, pero todavía mantiene un desglose con las personas que buscan vivir en el valle del Poya: los bajos están como antes y no hay medidas anti-riada, y a pesar de estar en la zona donde lo más devastador fue, han sido pocos los efectos del agua a su llegada.