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"La segunda temporada de La Ruta, el drama que te hará sentir el corazón en las mangas".
Entre las vidas de los personajes de la serie, hay una historia que te puede hacer olvidar todo lo demás: ¡las discotecas! Pero no es lo que crees. Tampoco se trata de un programa de baile y música en vivo como "La Ruta" se nos presenta. Esta serie no es frívola, aunque está llena de ritmos que te harán moverte sin darte cuenta.
Su creadora, Clara Botas, junto a Borja Soler y Roberto Martín Maiztegui, han creado un producto excepcional. Un drama que te va a hacer reír y llorar al mismo tiempo, con un guion que no te deja indiferente. Tampoco está exenta de la crítica, pero eso es otra historia.
Lo que realmente importa es cómo se están llevando los tiempos narrativos. La segunda temporada sigue siendo muy interesante, con dos líneas temporales: Ibiza de 1970 y Ibiza de 1990. Una línea que nos muestra a la madre de un joven DJ de hoy en día trabajando en las noches más oscuras de Ibiza de los años setenta. Al mismo tiempo, nos encontramos con el personaje que en 2025 es el padre del mismo DJ.
En esta segunda temporada de La Ruta, pasas por dos mundos, cada uno lleno de su propia historia y sus propias emociones. Desde el disco duro que se pone a bailar sin parar en los garitos más oscuros hasta la princesa Smilja Mihailovitch, una figura que representa tanto la nobleza como la dureza del desarrollo del siglo XX.
Con el doble registro de una línea temporal que nos hace preguntarnos por qué el padre y el hijo tienen las mismas características en 1970 pero no en 1990. Una línea narrativa que nos lleva a cuestionar lo que es la identidad, la condición humana y la pasión por el baile.
Una serie que se está haciendo bien porque tiene un ritmo que te hace sentir el corazón latiendo. La segunda temporada de La Ruta es una experiencia en vivo.
Entre las vidas de los personajes de la serie, hay una historia que te puede hacer olvidar todo lo demás: ¡las discotecas! Pero no es lo que crees. Tampoco se trata de un programa de baile y música en vivo como "La Ruta" se nos presenta. Esta serie no es frívola, aunque está llena de ritmos que te harán moverte sin darte cuenta.
Su creadora, Clara Botas, junto a Borja Soler y Roberto Martín Maiztegui, han creado un producto excepcional. Un drama que te va a hacer reír y llorar al mismo tiempo, con un guion que no te deja indiferente. Tampoco está exenta de la crítica, pero eso es otra historia.
Lo que realmente importa es cómo se están llevando los tiempos narrativos. La segunda temporada sigue siendo muy interesante, con dos líneas temporales: Ibiza de 1970 y Ibiza de 1990. Una línea que nos muestra a la madre de un joven DJ de hoy en día trabajando en las noches más oscuras de Ibiza de los años setenta. Al mismo tiempo, nos encontramos con el personaje que en 2025 es el padre del mismo DJ.
En esta segunda temporada de La Ruta, pasas por dos mundos, cada uno lleno de su propia historia y sus propias emociones. Desde el disco duro que se pone a bailar sin parar en los garitos más oscuros hasta la princesa Smilja Mihailovitch, una figura que representa tanto la nobleza como la dureza del desarrollo del siglo XX.
Con el doble registro de una línea temporal que nos hace preguntarnos por qué el padre y el hijo tienen las mismas características en 1970 pero no en 1990. Una línea narrativa que nos lleva a cuestionar lo que es la identidad, la condición humana y la pasión por el baile.
Una serie que se está haciendo bien porque tiene un ritmo que te hace sentir el corazón latiendo. La segunda temporada de La Ruta es una experiencia en vivo.