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La escultora nicaragüense Patricia Belli es galardonada con el Premio Velázquez, equivalente al Premio Cervantes de las artes. La carrera de la artista, que empezó pintando y rompiendo lienzos para volver a zurcirlas, ha sido reconocida por su repercusión en el contexto latinoamericano y su compromiso con la educación.
Belli, prima de la novelista Gioconda Belli, ha destacado por sus obras que "dejan una memoria de cuerpos vulnerables, la cicatriz que deja el miedo y la vergüenza". La artista explica que ha trabajado durante mucho tiempo en su niñez, en las relaciones interpersonales, en el espacio de la familia, pero fue algo que se le dio cuenta después de una revelación hace 30 años.
El jurado del Premio Velázquez identifica en su obra temas como la subjetividad, el trauma, el desequilibrio y los mecanismos de poder. Belli reflexiona sobre asuntos como opresor-oprimido, placer-dolor y naturaleza-civilización, y presta especial atención al inconsciente colectivo.
La artista vive en un país de terremotos y confictos sociales, por lo que su dolor se refiere tanto a dentro como a fuera. Su carrera tomó relevancia pública en los años 90 con exposiciones como "Mesótica II" (1996-1997) y más tarde con "Políticas de la diferencia" (2001-2002) y "Estrecho Dudoso" (2006).
Belli fundó en 2001 EspIRA, una organización para la formación sensible y crítica de los artistas, que influyó profundamente en el desarrollo del arte centroamericano durante 20 años. En 2022 se trasladó a Alemania con la beca Artistas en Berlín del DAAD.
El Premio Velázquez es un reconocimiento a su obra y compromiso con la educación, y le otorga 100.000 euros. La artista considera que su soledad le dio libertad para encontrar su camino, ya que no dependía de una mirada validadora.
Belli, prima de la novelista Gioconda Belli, ha destacado por sus obras que "dejan una memoria de cuerpos vulnerables, la cicatriz que deja el miedo y la vergüenza". La artista explica que ha trabajado durante mucho tiempo en su niñez, en las relaciones interpersonales, en el espacio de la familia, pero fue algo que se le dio cuenta después de una revelación hace 30 años.
El jurado del Premio Velázquez identifica en su obra temas como la subjetividad, el trauma, el desequilibrio y los mecanismos de poder. Belli reflexiona sobre asuntos como opresor-oprimido, placer-dolor y naturaleza-civilización, y presta especial atención al inconsciente colectivo.
La artista vive en un país de terremotos y confictos sociales, por lo que su dolor se refiere tanto a dentro como a fuera. Su carrera tomó relevancia pública en los años 90 con exposiciones como "Mesótica II" (1996-1997) y más tarde con "Políticas de la diferencia" (2001-2002) y "Estrecho Dudoso" (2006).
Belli fundó en 2001 EspIRA, una organización para la formación sensible y crítica de los artistas, que influyó profundamente en el desarrollo del arte centroamericano durante 20 años. En 2022 se trasladó a Alemania con la beca Artistas en Berlín del DAAD.
El Premio Velázquez es un reconocimiento a su obra y compromiso con la educación, y le otorga 100.000 euros. La artista considera que su soledad le dio libertad para encontrar su camino, ya que no dependía de una mirada validadora.