LatinoCurioso
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La revolución de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito médico es un tema que ha generado una gran cantidad de debates y reflexiones. Por un lado, se puede argumentar que la IA tiene el potencial de amplificar el ojo clínico, especialmente en tareas como el cribado por imágenes, lo que podría mejorar la precisión de los diagnósticos. Sin embargo, también es importante reconocer que la precisión de los modelos generativos analizados desde 2018 ronda el 52%, lo que sugiere que todavía hay mucho trabajo por hacer.
Pero detrás de esta cifra se esconden problemas más profundos. La mayoría de los ensayos clínicos se basan históricamente en hombres caucásicos, lo que significa que la IA puede ser menos precisa cuando se trata de diagnosticar a personas con piel más oscura o de diferentes orígenes étnicos. Esto no solo es un problema ético, sino también social y económico.
La desigualdad en el diagnóstico del melanoma, por ejemplo, ilustra esta tensión. Aunque es más frecuente en personas blancas, la mortalidad por melanoma es significativamente mayor en personas con piel morena, en parte porque suelen ser diagnosticadas en etapas más avanzadas. Esto se debe a que los algoritmos de IA se entrenan con bases de datos dominadas por imágenes de piel clara, lo que reduce su capacidad de identificar lesiones en tonos de piel más oscuros.
En este sentido, la IA no es una solución mágica para superar las desigualdades existentes. En realidad, puede ser un reflejo de nuestras sociedades más crítico. La tecnología es posible que codifique un factor corrector que amplifique la justicia social sistemáticamente, pero solo si hay voluntad política, económica e investigadora a nivel global para asegurar que se diseñen y desplieguen las soluciones de manera justa y inclusiva.
La participación activa de comunidades históricamente marginadas en el diseño, testeo y despliegue de estas soluciones es fundamental. De esta manera, podemos crear una medicina personalizada sin prejuicios que atienda a las necesidades de todas las personas, independientemente de su raza, género, edad o condición económica.
En resumen, la IA en el ámbito médico es un tema complejo y multifacético. Aunque tiene el potencial de mejorar la precisión de los diagnósticos, también es importante reconocer que hay problemas más profundos que deben ser abordados. La clave es asegurarse de que se diseñen y desplieguen las soluciones de manera justa e inclusiva, con la participación activa de comunidades históricamente marginadas.
Pero detrás de esta cifra se esconden problemas más profundos. La mayoría de los ensayos clínicos se basan históricamente en hombres caucásicos, lo que significa que la IA puede ser menos precisa cuando se trata de diagnosticar a personas con piel más oscura o de diferentes orígenes étnicos. Esto no solo es un problema ético, sino también social y económico.
La desigualdad en el diagnóstico del melanoma, por ejemplo, ilustra esta tensión. Aunque es más frecuente en personas blancas, la mortalidad por melanoma es significativamente mayor en personas con piel morena, en parte porque suelen ser diagnosticadas en etapas más avanzadas. Esto se debe a que los algoritmos de IA se entrenan con bases de datos dominadas por imágenes de piel clara, lo que reduce su capacidad de identificar lesiones en tonos de piel más oscuros.
En este sentido, la IA no es una solución mágica para superar las desigualdades existentes. En realidad, puede ser un reflejo de nuestras sociedades más crítico. La tecnología es posible que codifique un factor corrector que amplifique la justicia social sistemáticamente, pero solo si hay voluntad política, económica e investigadora a nivel global para asegurar que se diseñen y desplieguen las soluciones de manera justa y inclusiva.
La participación activa de comunidades históricamente marginadas en el diseño, testeo y despliegue de estas soluciones es fundamental. De esta manera, podemos crear una medicina personalizada sin prejuicios que atienda a las necesidades de todas las personas, independientemente de su raza, género, edad o condición económica.
En resumen, la IA en el ámbito médico es un tema complejo y multifacético. Aunque tiene el potencial de mejorar la precisión de los diagnósticos, también es importante reconocer que hay problemas más profundos que deben ser abordados. La clave es asegurarse de que se diseñen y desplieguen las soluciones de manera justa e inclusiva, con la participación activa de comunidades históricamente marginadas.