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En el corazón de la ciudad que nunca duerme, la Feria Internacional del Libro de Nueva York (FILNYC) llegó a su séptima edición, con un ritmo frenético que mezclaba la pasión de los escritores con la energía de la música. La conferencia de la FILNYC se ha convertido en un espacio donde la literatura y la música se encuentran en una sinfonía de palabras y sonidos, donde el español es la lengua dominante.
Entre los participantes destacados se encontraban Cristina Rivera Garza, Gabriela Cabezón Cámara, Leila Guerrero, Guadalupe Nettel, Lina Meruane, Mónica Ojeda, Carmen Boullosa y Sabina Urraca, quienes compartieron sus experiencias y perspectivas sobre la influencia de la música en la literatura. La cantautora Christina Rosenvinge destacó cómo su carrera está construida en torno al relato en forma de canción, mientras que la poeta Guadalupe Nettel habló sobre la simbiosis entre la literatura y la música en la cultura cubana.
El escritor puertorriqueño Nelson Rivera reflexionó sobre la influencia del minimalismo musical de John Cage en el Caribe y América Latina, destacando su legado refrescante. Mientras tanto, los escritores mexicanos Brenda Navarro y Yuri Herrera compartieron su proceso creativo influido por la música, donde la literatura se convierte en un "soundtrack emocional" que sostiene la narración del desarraigo.
El encuentro también destacó la importancia de la musicalidad en la narración, según el escritor español Ray Loriga. La novela es una sinfonía, con un ritmo interno que necesita ser escuchado y sentido. Mónica Ojeda, autora de "Chamanes eléctricos en la fiesta del sol", aprendió a valorar la potencia de una palabra cuando su abuelo materno contaba historias con voz sonora intrínsecamente ligada a las palabras.
La FILNYC también se centró en homenajar a cinco autores esenciales que dejaron su impronta en la literatura contemporánea. Rosario Castellanos, Pedro Lemebel y María Moliner fueron reconocidos por su contribución al español como lengua viva de creación, reflexión y encuentro.
En este contexto, la FILNYC se ha convertido en un espacio vital para visibilizar múltiples voces del mundo hispanohablante, especialmente en una época política convulsa que atraviesa Estados Unidos. Con el 90% de detenidos por las autoridades de inmigración son personas latinoamericanas, la literatura y la música siguen siendo formas de escucha y expresión para una comunidad silenciada.
En resumen, la FILNYC ha demostrado que la literatura sigue siendo una forma poderosa de renovar y desafiar los cimientos mismos de la literatura, mientras que la música sigue siendo un complemento armónico para la escritura en español.
Entre los participantes destacados se encontraban Cristina Rivera Garza, Gabriela Cabezón Cámara, Leila Guerrero, Guadalupe Nettel, Lina Meruane, Mónica Ojeda, Carmen Boullosa y Sabina Urraca, quienes compartieron sus experiencias y perspectivas sobre la influencia de la música en la literatura. La cantautora Christina Rosenvinge destacó cómo su carrera está construida en torno al relato en forma de canción, mientras que la poeta Guadalupe Nettel habló sobre la simbiosis entre la literatura y la música en la cultura cubana.
El escritor puertorriqueño Nelson Rivera reflexionó sobre la influencia del minimalismo musical de John Cage en el Caribe y América Latina, destacando su legado refrescante. Mientras tanto, los escritores mexicanos Brenda Navarro y Yuri Herrera compartieron su proceso creativo influido por la música, donde la literatura se convierte en un "soundtrack emocional" que sostiene la narración del desarraigo.
El encuentro también destacó la importancia de la musicalidad en la narración, según el escritor español Ray Loriga. La novela es una sinfonía, con un ritmo interno que necesita ser escuchado y sentido. Mónica Ojeda, autora de "Chamanes eléctricos en la fiesta del sol", aprendió a valorar la potencia de una palabra cuando su abuelo materno contaba historias con voz sonora intrínsecamente ligada a las palabras.
La FILNYC también se centró en homenajar a cinco autores esenciales que dejaron su impronta en la literatura contemporánea. Rosario Castellanos, Pedro Lemebel y María Moliner fueron reconocidos por su contribución al español como lengua viva de creación, reflexión y encuentro.
En este contexto, la FILNYC se ha convertido en un espacio vital para visibilizar múltiples voces del mundo hispanohablante, especialmente en una época política convulsa que atraviesa Estados Unidos. Con el 90% de detenidos por las autoridades de inmigración son personas latinoamericanas, la literatura y la música siguen siendo formas de escucha y expresión para una comunidad silenciada.
En resumen, la FILNYC ha demostrado que la literatura sigue siendo una forma poderosa de renovar y desafiar los cimientos mismos de la literatura, mientras que la música sigue siendo un complemento armónico para la escritura en español.