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"Carlos Mazón, un año tarde, un minuto antes: el desplante inaceptable"
El expresidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha dimitido tras más de un año de espera, y sin convocar elecciones ni explicar su decisión. Lo que sí sabemos es que ha aprovechado este último momento para cobrar sus 86.000 euros anuales como expresidente, algo que no habría hecho si hubiera dimitido en el momento adecuado.
La pregunta es, ¿qué papel ha jugado el presidente de la Junta, Eduardo Feijóo, en este proceso? Algunos aseguran que lo obligó a dimitir, mientras que otros sostienen que simplemente lo dejó hacer su cosa. Lo cierto es que durante todo este tiempo, Feijóo ha estado apoyando a Mazón, abrazándolo y aplaudiéndolo en público, mientras que las víctimas de sus políticas han sido constantemente ignoradas.
El caso del "Ventorro", cuya identidad sigue sin revelarse, tampoco ha sido resuelto. A pesar de las horas de desaparición, no se ha proporcionado ninguna explicación. Y lo peor es que, en lugar de convocar elecciones y dejar que los ciudadanos decidan su destino, Feijóo ha decidido que Vox debe ser la fuerza que elija al nuevo gobierno.
Un papelón más ridículo no hay. Al no haber conseguido un desplante decente para Mazón, Feijóo ha terminado por entregar todo el poder a los líderes de Vox. La salida es indigna, y sobre todo, el poco respeto que ha mostrado hacia las víctimas es inaceptable.
Una dimisión sin convocatoria, un pago anticipado y la entrega del poder a una fuerza política radical. Un desplante más que inesperado, pero no muy sorprendente si se considera el papel de Feijóo durante todo este tiempo.
El expresidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha dimitido tras más de un año de espera, y sin convocar elecciones ni explicar su decisión. Lo que sí sabemos es que ha aprovechado este último momento para cobrar sus 86.000 euros anuales como expresidente, algo que no habría hecho si hubiera dimitido en el momento adecuado.
La pregunta es, ¿qué papel ha jugado el presidente de la Junta, Eduardo Feijóo, en este proceso? Algunos aseguran que lo obligó a dimitir, mientras que otros sostienen que simplemente lo dejó hacer su cosa. Lo cierto es que durante todo este tiempo, Feijóo ha estado apoyando a Mazón, abrazándolo y aplaudiéndolo en público, mientras que las víctimas de sus políticas han sido constantemente ignoradas.
El caso del "Ventorro", cuya identidad sigue sin revelarse, tampoco ha sido resuelto. A pesar de las horas de desaparición, no se ha proporcionado ninguna explicación. Y lo peor es que, en lugar de convocar elecciones y dejar que los ciudadanos decidan su destino, Feijóo ha decidido que Vox debe ser la fuerza que elija al nuevo gobierno.
Un papelón más ridículo no hay. Al no haber conseguido un desplante decente para Mazón, Feijóo ha terminado por entregar todo el poder a los líderes de Vox. La salida es indigna, y sobre todo, el poco respeto que ha mostrado hacia las víctimas es inaceptable.
Una dimisión sin convocatoria, un pago anticipado y la entrega del poder a una fuerza política radical. Un desplante más que inesperado, pero no muy sorprendente si se considera el papel de Feijóo durante todo este tiempo.