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Albacete, una ciudad que camina entre grandes ciudades, pero conserva su historia y tradiciones. En momentos convulsos, la economía de los países se ve afectada y la necesidad de generar soluciones al borde del abismo es palpable.
En ese contexto, Albacete contó por un tiempo con su propia moneda, con sello albacetño. Según el Archivo Municipal de Albacete, a partir del inicio de la Guerra Civil en 1936, los metales fueron destinados a la fabricación de armas, lo que generó una escasez de efectivo y obligó a la ciudad a encontrar soluciones.
La moneda borbónica del período anterior se convirtió en un recordatorio del sistema monetario antiguo, mientras que el metal se volvió preciado debido al conflicto bélico. Los esfuerzos por fabricar armas aumentaron, lo que hizo que la escasez de efectivo fuera aún mayor.
En este contexto, algunos municipios decidieron emitar su propia moneda para seguir con las transacciones económicas y evitar paralizar el comercio. La situación se convirtió en un problema complejo, ya que no existía un control sobre la emisión de esta moneda, lo que generó problemas de falsificación.
En Albacete, la presión fue aún mayor debido a la llegada de las Brigadas Internacionales, que aumentaron significativamente la población y tensaron la escasez monetaria. La ciudad se vio obligada a encontrar soluciones para mantener vivo el pulso comercial.
La moneda emitida por Albacete se convirtió en un instrumento para garantizar la supervivencia de la ciudad, incluso en medio del caos. Se emitieron tres billetes con valor de 1 peseta, 25 céntimos y 50 céntimos, que todavía se conservan algunos ejemplares.
La pregunta persiste: ¿Cómo se llamaría la moneda oficial de Albacete? ¿Un "Real Albacetense" o un "Ducado de Al-Basit"? La historia de esta moneda nos hace reflexionar sobre la creatividad y la resiliencia de los municipios ante la adversidad.
En ese contexto, Albacete contó por un tiempo con su propia moneda, con sello albacetño. Según el Archivo Municipal de Albacete, a partir del inicio de la Guerra Civil en 1936, los metales fueron destinados a la fabricación de armas, lo que generó una escasez de efectivo y obligó a la ciudad a encontrar soluciones.
La moneda borbónica del período anterior se convirtió en un recordatorio del sistema monetario antiguo, mientras que el metal se volvió preciado debido al conflicto bélico. Los esfuerzos por fabricar armas aumentaron, lo que hizo que la escasez de efectivo fuera aún mayor.
En este contexto, algunos municipios decidieron emitar su propia moneda para seguir con las transacciones económicas y evitar paralizar el comercio. La situación se convirtió en un problema complejo, ya que no existía un control sobre la emisión de esta moneda, lo que generó problemas de falsificación.
En Albacete, la presión fue aún mayor debido a la llegada de las Brigadas Internacionales, que aumentaron significativamente la población y tensaron la escasez monetaria. La ciudad se vio obligada a encontrar soluciones para mantener vivo el pulso comercial.
La moneda emitida por Albacete se convirtió en un instrumento para garantizar la supervivencia de la ciudad, incluso en medio del caos. Se emitieron tres billetes con valor de 1 peseta, 25 céntimos y 50 céntimos, que todavía se conservan algunos ejemplares.
La pregunta persiste: ¿Cómo se llamaría la moneda oficial de Albacete? ¿Un "Real Albacetense" o un "Ducado de Al-Basit"? La historia de esta moneda nos hace reflexionar sobre la creatividad y la resiliencia de los municipios ante la adversidad.