TertuliaCriolla
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En el mundo del arte, donde la comedia y la tragedia se entrelazan como dos cuerdas maestras de un mismo arco, se encuentra una obra que nos invita a reflexionar sobre los límites entre lo divertido y lo amargo. Manuel Gómez Pereira nos presenta en "La cena" una realidad cruda e irreverente, donde la ironía y el humor se entrelazan con la historia de un hecho extremadamente trágico.
El director español regresa a las claves de sus obras más exitosas, como "Boca a boca" o "El amor perjudica seriamente la salud", mezclando enredo y humor con una elegancia que nos permite disfrutar de este guion con el cariño y respeto que merecen las historias de cada personaje. En esta ocasión, se enfrenta al desafío de contar una historia que no solo es divertida, sino también dolorosa.
La trama sigue a un grupo de cocineros rojos, prisioneros de guerra y carne de cañón, quienes se ven obligados a preparar un banquete en un hotel arrasado, bajo la supervisión del dictador exigiendo celebración. Lo que sigue es una situación desesperada y absurda, donde la comedia se convierte en la única manera de describir lo inimaginable.
El director no deja que las interpretaciones sean excéntricas ni graves, sino que las deja secundar al guion para marcar el ritmo. Se busca una comedia para ser escuchada, donde los dramas particulares de cada personaje se dibujen en la pantalla con cariño y respeto.
A pesar del exceso de pudor o reverencia en algunos momentos, la obra avanza con precisión, delirante e incluso dolorosa por la irreverencia irresistible de las carcajadas. Y al final, ¿quién dirá si Francisco Franco Bahamonde merece su dignidad? La pregunta que queda sin respuesta, pero que es un recordatorio de que la comedia puede ser el lenguaje más adecuado para describir los dramas más oscuros.
"La cena" es una obra maestra que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la comedia y la tragedia. Es un desafío a enfrentar lo amargo con humor, y quizá sea el momento perfecto para disfrutar de esta obra, ya que no estamos en los tiempos para tanto.
El director español regresa a las claves de sus obras más exitosas, como "Boca a boca" o "El amor perjudica seriamente la salud", mezclando enredo y humor con una elegancia que nos permite disfrutar de este guion con el cariño y respeto que merecen las historias de cada personaje. En esta ocasión, se enfrenta al desafío de contar una historia que no solo es divertida, sino también dolorosa.
La trama sigue a un grupo de cocineros rojos, prisioneros de guerra y carne de cañón, quienes se ven obligados a preparar un banquete en un hotel arrasado, bajo la supervisión del dictador exigiendo celebración. Lo que sigue es una situación desesperada y absurda, donde la comedia se convierte en la única manera de describir lo inimaginable.
El director no deja que las interpretaciones sean excéntricas ni graves, sino que las deja secundar al guion para marcar el ritmo. Se busca una comedia para ser escuchada, donde los dramas particulares de cada personaje se dibujen en la pantalla con cariño y respeto.
A pesar del exceso de pudor o reverencia en algunos momentos, la obra avanza con precisión, delirante e incluso dolorosa por la irreverencia irresistible de las carcajadas. Y al final, ¿quién dirá si Francisco Franco Bahamonde merece su dignidad? La pregunta que queda sin respuesta, pero que es un recordatorio de que la comedia puede ser el lenguaje más adecuado para describir los dramas más oscuros.
"La cena" es una obra maestra que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la comedia y la tragedia. Es un desafío a enfrentar lo amargo con humor, y quizá sea el momento perfecto para disfrutar de esta obra, ya que no estamos en los tiempos para tanto.