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La moda Orriols triunfa en medio del vacío político de Junts. La ultraderechista Sílvia Orriols está desafiando a su antiguo partido con una retórica que combina la xenofobia y el antiinmigracionismo, temas que han vuelto a ganar terreno entre los sectores más conservadores del catalán.
La "mirada larga" de Carles Puigdemont, expresident de Junts, se ha convertido en un lema vacío. La formación política, que una vez prometió una construcción nacional sin igual, ahora se encuentra atrapada en una teórica estrategia que no tiene resolución, y que resulta cada vez más imposible de implementar.
La ruptura con el Gobierno central no ha supuesto un cambio fundamental para Junts. La formación política sigue defendiendo posiciones antiinmigración y antisionismo, lo que la lleva a compartir un discurso programático muy similar al de Aliança Catalana. Los líderes de la partido hablan sobre proteger el empadronamiento de extranjeros y limitar el acceso a vivienda protegida.
Lo que es más grave, según expertos, es la convergencia entre Junts y Aliança Catalana en temas como la fiscalidad. La ultraderechista Sílvia Orriols ha desafiado al partido, prometiendo "morder una buena porción del pastel electoral" de Puigdemont.
La realidad es que el independentismo retórico de Junts se pliega a la hora de hablar de fiscalidad. La formación política ahora defiende la eliminación del impuesto de sucesiones, lo mismo que hizo la vieja Convergència durante el proceso de desorientación bolchevique del procés.
La conclusión es que la moda Orriols triunfa en medio de una miopía que agita el miedo al diferente. La formación política se deja llevar por un discurso primitivo y xenófobo, lo mismo que sus oponentes de Aliança Catalana. El resultado es un discurso programático que no tiene nada que ver con la construcción nacional que prometió Junts.
La "mirada larga" de Carles Puigdemont, expresident de Junts, se ha convertido en un lema vacío. La formación política, que una vez prometió una construcción nacional sin igual, ahora se encuentra atrapada en una teórica estrategia que no tiene resolución, y que resulta cada vez más imposible de implementar.
La ruptura con el Gobierno central no ha supuesto un cambio fundamental para Junts. La formación política sigue defendiendo posiciones antiinmigración y antisionismo, lo que la lleva a compartir un discurso programático muy similar al de Aliança Catalana. Los líderes de la partido hablan sobre proteger el empadronamiento de extranjeros y limitar el acceso a vivienda protegida.
Lo que es más grave, según expertos, es la convergencia entre Junts y Aliança Catalana en temas como la fiscalidad. La ultraderechista Sílvia Orriols ha desafiado al partido, prometiendo "morder una buena porción del pastel electoral" de Puigdemont.
La realidad es que el independentismo retórico de Junts se pliega a la hora de hablar de fiscalidad. La formación política ahora defiende la eliminación del impuesto de sucesiones, lo mismo que hizo la vieja Convergència durante el proceso de desorientación bolchevique del procés.
La conclusión es que la moda Orriols triunfa en medio de una miopía que agita el miedo al diferente. La formación política se deja llevar por un discurso primitivo y xenófobo, lo mismo que sus oponentes de Aliança Catalana. El resultado es un discurso programático que no tiene nada que ver con la construcción nacional que prometió Junts.