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En el mundo de la costura, hay algunas vocaciones que pueden ser consideradas como arte. Para Joaquín Callejón, ese arte se encontró en las manos, hilos y agujas que pasan por su taller desde hace más de tres décadas. Melillense de nacimiento, el costurero ha dedicado su vida a una profesión que, para él, es lo mismo que vivir.
Desde muy joven, Callejón descubrió que la costura era su lengua natural, su refugio y su forma de dejar huella en la historia de Melilla. Su padre, guardia civil, trabajaba el cuero a mano, y su madre, modista, también tenía un conocimiento profundo del oficio. De verlos trabajar en casa, Joaquín se sintió atraído por la costura.
En 1992, Callejón decidió dar un paso más y abrir su propio taller: Mercería Entre Costuras. Desde entonces, el local se ha convertido en un referente en la ciudad. El costurero confiesa que le apasiona la costura, lo mismo que pintar un cuadro. Para él, es arte.
A pesar de ser una profesión tradicionalmente femenina, Callejón nunca sintió rechazo por dedicarse a ella. En su visión, el oficio de costurero valora la colaboración y el respeto por el trabajo más allá del género.
En 1994, la historia de Joaquín Callejón se entrelazó con la de Melilla cuando la Ciudad Autónoma creó un traje regional que representara a la ciudad en certámenes y actos oficiales. El diseño ganador fue el que lució Conchi Sarmiento, la primera modelo en portar el traje regional de Melilla en el certamen de Miss España.
El vestido combinaba redes que simbolizaban el mar, madroños que representaban los corchos de las redes, y bordados que evocaban la naturaleza de los parques melillenses. La tela hacía un guiño a la diversidad cultural de la ciudad.
Araízmo de hoy en día, el traje regional melillense se ha consolidado como un símbolo de identidad, pero Callejón considera que aún falta reconocimiento institucional. En Melilla, el traje regional es poco utilizado a menos que sea por actos concretos como el Día de la Victoria o los certámenes de belleza.
Sin embargo, su taller sigue recibiendo encargos de trajes regionales, especialmente de grupos de baile o melillenses residentes fuera de la ciudad. Callejón explica que en Melilla, a veces, se siente orgullo por lucir el traje regional, y eso es algo que valora.
Para Joaquín Callejón, el traje regional es una historia cosida con orgullo, paciencia y amor por su tierra. "He creado historia en Melilla", dice sin falsa modestia. El costurero afirma que el traje regional está patentado y registrado tanto a nivel nacional como europeo, lo que refuerza su valor como símbolo cultural.
Para Callejón, la costura es más que un oficio, es una forma de dejar huella en la historia de Melilla. "Yo busco que la mujer melillense se sienta guapa, que se sienta orgullosa de su traje y de su ciudad", dice con convicción.
La costura artesanal de Joaquín Callejón es una historia cosida con amor por Melilla.
Desde muy joven, Callejón descubrió que la costura era su lengua natural, su refugio y su forma de dejar huella en la historia de Melilla. Su padre, guardia civil, trabajaba el cuero a mano, y su madre, modista, también tenía un conocimiento profundo del oficio. De verlos trabajar en casa, Joaquín se sintió atraído por la costura.
En 1992, Callejón decidió dar un paso más y abrir su propio taller: Mercería Entre Costuras. Desde entonces, el local se ha convertido en un referente en la ciudad. El costurero confiesa que le apasiona la costura, lo mismo que pintar un cuadro. Para él, es arte.
A pesar de ser una profesión tradicionalmente femenina, Callejón nunca sintió rechazo por dedicarse a ella. En su visión, el oficio de costurero valora la colaboración y el respeto por el trabajo más allá del género.
En 1994, la historia de Joaquín Callejón se entrelazó con la de Melilla cuando la Ciudad Autónoma creó un traje regional que representara a la ciudad en certámenes y actos oficiales. El diseño ganador fue el que lució Conchi Sarmiento, la primera modelo en portar el traje regional de Melilla en el certamen de Miss España.
El vestido combinaba redes que simbolizaban el mar, madroños que representaban los corchos de las redes, y bordados que evocaban la naturaleza de los parques melillenses. La tela hacía un guiño a la diversidad cultural de la ciudad.
Araízmo de hoy en día, el traje regional melillense se ha consolidado como un símbolo de identidad, pero Callejón considera que aún falta reconocimiento institucional. En Melilla, el traje regional es poco utilizado a menos que sea por actos concretos como el Día de la Victoria o los certámenes de belleza.
Sin embargo, su taller sigue recibiendo encargos de trajes regionales, especialmente de grupos de baile o melillenses residentes fuera de la ciudad. Callejón explica que en Melilla, a veces, se siente orgullo por lucir el traje regional, y eso es algo que valora.
Para Joaquín Callejón, el traje regional es una historia cosida con orgullo, paciencia y amor por su tierra. "He creado historia en Melilla", dice sin falsa modestia. El costurero afirma que el traje regional está patentado y registrado tanto a nivel nacional como europeo, lo que refuerza su valor como símbolo cultural.
Para Callejón, la costura es más que un oficio, es una forma de dejar huella en la historia de Melilla. "Yo busco que la mujer melillense se sienta guapa, que se sienta orgullosa de su traje y de su ciudad", dice con convicción.
La costura artesanal de Joaquín Callejón es una historia cosida con amor por Melilla.