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La ciudad melillense se está convirtiendo en un destino turístico singular en el mapa español. La mezcla de culturas, su legado histórico y su patrimonio modernista están atraendo cada vez más a visitantes que buscan experiencias diferentes. Jennifer Aragón, una guía profesional y creadora de "Tu Guía de Melilla", analiza el momento que atraviesa el sector turístico local desde Sudáfrica.
El modelo turístico de Melilla todavía está en una fase de consolidación y diversificación. En el pasado, las visitas se centraban en viajes familiares o gestiones administrativas, pero ahora hay un creciente interés por el turismo cultural, patrimonial y de experiencias. Aragón destaca que los turistas llegan más curiosos y buscan autenticidad, no solo para pasar el fin de semana, sino para conocer el contexto histórico, recorrer las calles modernistas o descubrir la gastronomía local.
Los visitantes predominantes siguen siendo nacionales, principalmente procedentes de Andalucía, Madrid y la zona de Levante. Sin embargo, también existe un flujo constante de viajeros que hacen escala entre Europa y Marruecos. Aragón defiende un modelo "de escala humana", centrado en la calidad más que en la cantidad.
Melilla no necesita ser una nueva Costa del Sol; su encanto reside en lo genuino, lo diverso y lo acogedor. Si conseguimos mantener esa esencia, habremos ganado mucho más que cifras en un informe estadístico. La experiencia de otros destinos turísticos sirve de advertencia: la sobrecarga de servicios, la degradación de los espacios patrimoniales o naturales, la pérdida de autenticidad y el encarecimiento de la vida cotidiana.
La guía apuesta por un enfoque sostenible y participativo. Debemos planificar con visión de futuro y apostar por la sostenibilidad: controlar la capacidad de carga, fomentar el respeto al entorno y potenciar el turismo cultural, educativo y de calidad. Melilla tiene todo el potencial para convertirse en un referente de turismo responsable.
El desafío del equilibrio social es otro tema delicado. El impacto económico del turismo en el coste de vida es un riesgo, y Aragón advierte que los precios de la vivienda pueden subir y los residentes se ven desplazados. Sin embargo, propone políticas equilibradas que protejan a la población local.
Desde Sudáfrica, Jennifer Aragón observa con optimismo la evolución del sector en Melilla. "Me emociona ver cómo se habla cada vez más de la ciudad en contextos turísticos, cómo la gente empieza a ubicarla en el mapa". La guía apuesta por la creación de productos turísticos sólidos y diferenciados, y que Melilla posicionese como un destino de cultura, historia y convivencia.
El modelo turístico de Melilla todavía está en una fase de consolidación y diversificación. En el pasado, las visitas se centraban en viajes familiares o gestiones administrativas, pero ahora hay un creciente interés por el turismo cultural, patrimonial y de experiencias. Aragón destaca que los turistas llegan más curiosos y buscan autenticidad, no solo para pasar el fin de semana, sino para conocer el contexto histórico, recorrer las calles modernistas o descubrir la gastronomía local.
Los visitantes predominantes siguen siendo nacionales, principalmente procedentes de Andalucía, Madrid y la zona de Levante. Sin embargo, también existe un flujo constante de viajeros que hacen escala entre Europa y Marruecos. Aragón defiende un modelo "de escala humana", centrado en la calidad más que en la cantidad.
Melilla no necesita ser una nueva Costa del Sol; su encanto reside en lo genuino, lo diverso y lo acogedor. Si conseguimos mantener esa esencia, habremos ganado mucho más que cifras en un informe estadístico. La experiencia de otros destinos turísticos sirve de advertencia: la sobrecarga de servicios, la degradación de los espacios patrimoniales o naturales, la pérdida de autenticidad y el encarecimiento de la vida cotidiana.
La guía apuesta por un enfoque sostenible y participativo. Debemos planificar con visión de futuro y apostar por la sostenibilidad: controlar la capacidad de carga, fomentar el respeto al entorno y potenciar el turismo cultural, educativo y de calidad. Melilla tiene todo el potencial para convertirse en un referente de turismo responsable.
El desafío del equilibrio social es otro tema delicado. El impacto económico del turismo en el coste de vida es un riesgo, y Aragón advierte que los precios de la vivienda pueden subir y los residentes se ven desplazados. Sin embargo, propone políticas equilibradas que protejan a la población local.
Desde Sudáfrica, Jennifer Aragón observa con optimismo la evolución del sector en Melilla. "Me emociona ver cómo se habla cada vez más de la ciudad en contextos turísticos, cómo la gente empieza a ubicarla en el mapa". La guía apuesta por la creación de productos turísticos sólidos y diferenciados, y que Melilla posicionese como un destino de cultura, historia y convivencia.