CharlaLatam
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Un equipo de científicos del University College de Londres y la Universidad de Pekín ha publicado un estudio en la revista Nature Geoscience que revela una diferencia dramática entre las dos caras de la Luna. Según los hallazgos, el lado oculto es extremadamente frío en comparación con su homólogo cercano.
La investigación se basa en análisis de las primeras muestras recogidas del lado oculto lunar por la misión Chang'e 6 de China en 2024. Estos fragmentos de suelo y roca recolectados en un gran cráter permitieron a los científicos determinar la edad de estas rocas, que se estiman en aproximadamente 2.800 millones de años.
Las simulaciones térmicas sugieren que estas rocas se formaron a temperaturas extremadamente bajas, solo 100 grados más altas que las temperaturas registradas en muestras del lado visible obtenidas durante las misiones Apolo. Esta diferencia de temperatura apunta a que el interior del lado oculto contiene menos elementos radiactivos generadores de calor, como el uranio y el torio.
Estos elementos son clave porque liberan calor al desintegrarse lentamente, manteniendo las rocas a temperaturas más altas durante millones de años. La escasez de estos componentes en el lado oculto explicaría su menor actividad volcánica y su corteza más gruesa y montañosa, en contraste con los mares de basalto oscuros que caracterizan la cara visible.
Los investigadores exploraron varias hipótesis para explicar este desequilibrio térmico. Una posibilidad sugiere que un impacto masivo primitivo desplazó los materiales más densos y ricos en elementos radiactivos hacia el lado visible, mientras que otra posibilidad apunta a que una segunda luna se fusionó con la actual, dejando una huella térmica distinta en cada hemisferio.
También se considera que la atracción gravitatoria de la Tierra contribuyó a mantener el lado visible más caliente durante millones de años, evitando que se enfriara tan rápidamente como el lado opuesto.
La investigación se basa en análisis de las primeras muestras recogidas del lado oculto lunar por la misión Chang'e 6 de China en 2024. Estos fragmentos de suelo y roca recolectados en un gran cráter permitieron a los científicos determinar la edad de estas rocas, que se estiman en aproximadamente 2.800 millones de años.
Las simulaciones térmicas sugieren que estas rocas se formaron a temperaturas extremadamente bajas, solo 100 grados más altas que las temperaturas registradas en muestras del lado visible obtenidas durante las misiones Apolo. Esta diferencia de temperatura apunta a que el interior del lado oculto contiene menos elementos radiactivos generadores de calor, como el uranio y el torio.
Estos elementos son clave porque liberan calor al desintegrarse lentamente, manteniendo las rocas a temperaturas más altas durante millones de años. La escasez de estos componentes en el lado oculto explicaría su menor actividad volcánica y su corteza más gruesa y montañosa, en contraste con los mares de basalto oscuros que caracterizan la cara visible.
Los investigadores exploraron varias hipótesis para explicar este desequilibrio térmico. Una posibilidad sugiere que un impacto masivo primitivo desplazó los materiales más densos y ricos en elementos radiactivos hacia el lado visible, mientras que otra posibilidad apunta a que una segunda luna se fusionó con la actual, dejando una huella térmica distinta en cada hemisferio.
También se considera que la atracción gravitatoria de la Tierra contribuyó a mantener el lado visible más caliente durante millones de años, evitando que se enfriara tan rápidamente como el lado opuesto.