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"Quinqui" o la memoria democrática en el cine: cómo Rafa Cobos revoluciona la narrativa con 'Golpes'
La primera película como director del guionista y sevillano Rafa Cobos, 'Golpes', se presenta en la Seminci con un compromiso febril y ambicioso. La historia de dos hermanos, encarnados por Luis Tosar y Jesús Carroza, se desarrolla en los años 80, donde el pasado y el presente convergen en una reflexión sobre lo que fue y lo que quedó olvidado.
"Las cosas podrían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así", frase que destaca la narrativa del escritor Miguel Delibes. Esta sentencia, presentada como certeza, advertencia y consejo en el frontispicio de la casa museo del escritor, adorna a modo de confirmación la trama de 'Golpes'. La película comparte este espíritu con la memoria democrática o histórica que se revela radicalmente.
El cine quinqui, una forma de ver el cine desde su surgimiento hasta hoy en día, ha sido alimentado por la aspiración de hacer coincidir la vida íntima de los personajes con la existencia de un barrio, una ciudad, un país. En 'Golpes', esta aspiración es ahora necesidad. Los tipos que encarnan Tosar y Carroza son mucho más que metáforas de su tiempo; son carne viva del mismo.
La película es admirable en su ambición, febril en cada uno de sus pasos y emocionante hasta el agotamiento. Sin embargo, su deseo por contarlo todo, abrazarlo todo, recordarlo todo, puede generar un momento no controlado que paga el tributo de la desmedida.
En 'Golpes', Rafa Cobos hace suyo el legado del quinqui para reivindicarlo, pasar a limpio y devolverle tanto la alma como la dignidad. La memoria democrática llega radicalmente al cine y en este debut, Cobos se esfuerza por transformar una trama negra con sabiduría y atrevidad en tragedia familiar pura.
La primera película como director del guionista y sevillano Rafa Cobos, 'Golpes', se presenta en la Seminci con un compromiso febril y ambicioso. La historia de dos hermanos, encarnados por Luis Tosar y Jesús Carroza, se desarrolla en los años 80, donde el pasado y el presente convergen en una reflexión sobre lo que fue y lo que quedó olvidado.
"Las cosas podrían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así", frase que destaca la narrativa del escritor Miguel Delibes. Esta sentencia, presentada como certeza, advertencia y consejo en el frontispicio de la casa museo del escritor, adorna a modo de confirmación la trama de 'Golpes'. La película comparte este espíritu con la memoria democrática o histórica que se revela radicalmente.
El cine quinqui, una forma de ver el cine desde su surgimiento hasta hoy en día, ha sido alimentado por la aspiración de hacer coincidir la vida íntima de los personajes con la existencia de un barrio, una ciudad, un país. En 'Golpes', esta aspiración es ahora necesidad. Los tipos que encarnan Tosar y Carroza son mucho más que metáforas de su tiempo; son carne viva del mismo.
La película es admirable en su ambición, febril en cada uno de sus pasos y emocionante hasta el agotamiento. Sin embargo, su deseo por contarlo todo, abrazarlo todo, recordarlo todo, puede generar un momento no controlado que paga el tributo de la desmedida.
En 'Golpes', Rafa Cobos hace suyo el legado del quinqui para reivindicarlo, pasar a limpio y devolverle tanto la alma como la dignidad. La memoria democrática llega radicalmente al cine y en este debut, Cobos se esfuerza por transformar una trama negra con sabiduría y atrevidad en tragedia familiar pura.