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Fuenteovejuna, un pueblo entero levanta contra el poder opresor: ¿quién dio la orden de matar al comendador?
La historia del pueblo de Fuenteovejuna se repite a lo largo de la historia, donde la injusticia y la opresión llevan a la ciudadanía a levantar las armas en busca de justicia. Un pueblo entero, incluidos ancianos, niños, mujeres y hombres, se une para luchar contra el poder que les ha sido impuesto.
La obra "Fuenteovejuna" de María Folguera de la Cámara, dirigida por Rakel Camacho, nos recuerda que la violencia y el dolor son partes inevitables de la lucha por la justicia. La compañía, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, cuida con esmero esta obra maestra del teatro barroco, sin afectación ni impostación, pero siempre con ritmo adecuado.
La pregunta que plantea el título: ¿quién mató al comendador? La respuesta no es sencilla. El pueblo de Fuenteovejuna se levanta en armas contra el poder opresor y matan al comendador que les ha sido impuesto, pero la cuestión es si fue el pueblo o alguien más que dio la orden.
La obra nos muestra la realidad cruda de la lucha por la justicia en un momento en que la ciudadanía se siente opresada y sin medios para hacer algo más contundente. La protesta, las huelgas, el pataleo, la denuncia a través de los medios de comunicación... son las armas con las que la gente lucha por su derecho a vivir en libertad.
En "Fuenteovejuna", Rakel Camacho nos muestra la historia de un pueblo entero que se levanta en armas y hace justicia por su mano. La obra es una llamada a la acción, una recordatorio de que la justicia nunca debe tener precio y que la ciudadanía tiene derecho a luchar por su libertad.
La puesta en escena impresiona, nos reconocemos en los débiles y ciudadanos de sentimientos acostumbrados a callar si no se les pregunta. La compañía Nacional de Teatro Clásico cuida con esmero esta obra maestra del teatro barroco, y la respuesta es que sí, traerla de nuevo es necesario. Los temas y el tratamiento de muchas obras clásicas no han pasado de moda ni el rigor del tiempo las deteriora. Es importante representarlas con la calidad que se espera de una compañía nacional.
La obra termina en un momento de reflexión, donde nos preguntamos si la justicia ha sido realmente alcanzada o si todavía hay mucho trabajo por hacer. La respuesta es sí, la justicia sigue siendo un ideal a alcanzar, y la ciudadanía seguirá luchando por ella.
La historia del pueblo de Fuenteovejuna se repite a lo largo de la historia, donde la injusticia y la opresión llevan a la ciudadanía a levantar las armas en busca de justicia. Un pueblo entero, incluidos ancianos, niños, mujeres y hombres, se une para luchar contra el poder que les ha sido impuesto.
La obra "Fuenteovejuna" de María Folguera de la Cámara, dirigida por Rakel Camacho, nos recuerda que la violencia y el dolor son partes inevitables de la lucha por la justicia. La compañía, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, cuida con esmero esta obra maestra del teatro barroco, sin afectación ni impostación, pero siempre con ritmo adecuado.
La pregunta que plantea el título: ¿quién mató al comendador? La respuesta no es sencilla. El pueblo de Fuenteovejuna se levanta en armas contra el poder opresor y matan al comendador que les ha sido impuesto, pero la cuestión es si fue el pueblo o alguien más que dio la orden.
La obra nos muestra la realidad cruda de la lucha por la justicia en un momento en que la ciudadanía se siente opresada y sin medios para hacer algo más contundente. La protesta, las huelgas, el pataleo, la denuncia a través de los medios de comunicación... son las armas con las que la gente lucha por su derecho a vivir en libertad.
En "Fuenteovejuna", Rakel Camacho nos muestra la historia de un pueblo entero que se levanta en armas y hace justicia por su mano. La obra es una llamada a la acción, una recordatorio de que la justicia nunca debe tener precio y que la ciudadanía tiene derecho a luchar por su libertad.
La puesta en escena impresiona, nos reconocemos en los débiles y ciudadanos de sentimientos acostumbrados a callar si no se les pregunta. La compañía Nacional de Teatro Clásico cuida con esmero esta obra maestra del teatro barroco, y la respuesta es que sí, traerla de nuevo es necesario. Los temas y el tratamiento de muchas obras clásicas no han pasado de moda ni el rigor del tiempo las deteriora. Es importante representarlas con la calidad que se espera de una compañía nacional.
La obra termina en un momento de reflexión, donde nos preguntamos si la justicia ha sido realmente alcanzada o si todavía hay mucho trabajo por hacer. La respuesta es sí, la justicia sigue siendo un ideal a alcanzar, y la ciudadanía seguirá luchando por ella.