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Euprepio Padula recupera palabras de Silvia Intxaurrondo sobre el nivel de exigencia que requiere proteger los derechos humanos en la política.
La periodista Silvia Intxaurrondo hace un llamado a la responsabilidad en la comunicación, advirtiendo que cualquier fuerza política que vaya en contra de las mujeres, que niegue la violencia machista o que ataque a migrantes y el colectivo LGBTQ+ no debería tener voz en los medios. En su opinión, es un nivel de exigencia tan básico que hace falta "velar por esos derechos humanos" en el periodismo.
La autora destaca cómo la generación de sus padres se vio obligada a callar durante el franquismo, y cómo las palabras de silencio se convirtieron en una forma de resistencia. Según Intxaurrondo, es fundamental ser didácticos y hablar con claridad sobre los errores del pasado para evitar que se repitan.
El problema actual, según la periodista, es que personas con ideologías franquistas y fascistas están defendiendo esas posiciones en la calle, mientras que sus oponentes no están preparados para enfrentarlos. "Antes era vergonzoso ver a un franquista en la calle", explica Intxaurrondo, "pero ahora está aceptado".
La periodista Silvia Intxaurrondo hace un llamado a la responsabilidad en la comunicación, advirtiendo que cualquier fuerza política que vaya en contra de las mujeres, que niegue la violencia machista o que ataque a migrantes y el colectivo LGBTQ+ no debería tener voz en los medios. En su opinión, es un nivel de exigencia tan básico que hace falta "velar por esos derechos humanos" en el periodismo.
La autora destaca cómo la generación de sus padres se vio obligada a callar durante el franquismo, y cómo las palabras de silencio se convirtieron en una forma de resistencia. Según Intxaurrondo, es fundamental ser didácticos y hablar con claridad sobre los errores del pasado para evitar que se repitan.
El problema actual, según la periodista, es que personas con ideologías franquistas y fascistas están defendiendo esas posiciones en la calle, mientras que sus oponentes no están preparados para enfrentarlos. "Antes era vergonzoso ver a un franquista en la calle", explica Intxaurrondo, "pero ahora está aceptado".