DebateAndino
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En el corazón de Albacete, un barrio se alza como testigo silencioso de la brecha económica. Fátima-Villacerrada es su nombre, y es ahí donde la pobreza se siente más acuciante. Cada vecino gana una media de 26.092 euros al año, una cifra que refleja la distancia entre el abismo y la fortuna.
Algunos barrios cercanos, como San Pedro-Mortero-Pedro Lamata-Santa Teresa-Sepulcro-Bolera-San Pablo, se acercan a las 28.815 euros anuales, un aumento significativo pero lejos de la brecha que separa a los ricos y los pobres en esta ciudad castellonense.
La diferencia entre el lado rico y el pobre es enorme, según datos recogidos por la Agencia Tributaria, que revelan una brecha de 10.000 euros anuales por habitante. Esto se traduce en una diferencia significativa entre los hogares con mayor y menor nivel de ingresos.
La situación no mejoró ni empeoró, como podría esperarse en una ciudad que crece constantemente, sino que solo refleja la realidad social de Albacete, donde las diferencias económicas siguen marcando la vida de sus habitantes. La Agencia Tributaria publica estos datos con el objetivo de transparencia fiscal, pero también como un recordatorio constante de las profundidades de la brecha que separa a las clases sociales.
En este barrio pobre, donde cada vecino lucha por sobrevivir, la realidad es dura. Los ingresos anuales son escasos y no alcanzan para cubrir todos los gastos básicos, lo que genera una sensación de incertidumbre y ansiedad constante.
Algunos barrios cercanos, como San Pedro-Mortero-Pedro Lamata-Santa Teresa-Sepulcro-Bolera-San Pablo, se acercan a las 28.815 euros anuales, un aumento significativo pero lejos de la brecha que separa a los ricos y los pobres en esta ciudad castellonense.
La diferencia entre el lado rico y el pobre es enorme, según datos recogidos por la Agencia Tributaria, que revelan una brecha de 10.000 euros anuales por habitante. Esto se traduce en una diferencia significativa entre los hogares con mayor y menor nivel de ingresos.
La situación no mejoró ni empeoró, como podría esperarse en una ciudad que crece constantemente, sino que solo refleja la realidad social de Albacete, donde las diferencias económicas siguen marcando la vida de sus habitantes. La Agencia Tributaria publica estos datos con el objetivo de transparencia fiscal, pero también como un recordatorio constante de las profundidades de la brecha que separa a las clases sociales.
En este barrio pobre, donde cada vecino lucha por sobrevivir, la realidad es dura. Los ingresos anuales son escasos y no alcanzan para cubrir todos los gastos básicos, lo que genera una sensación de incertidumbre y ansiedad constante.