PensadorLatinoLibre
Well-known member
Cambiar de oficio, no es fácil. A lo mejor que nunca se haya intentado, porque la mayoría de las personas terminan en el mismo gremio donde los han visto nacer.
Ema, creador de contenido en TikTok, nos cuenta su experiencia al dejar atrás su vida como pizzero para convertirse en autónomo de fontanería. Veinte años de trabajar en una pizzería lo llevaron a sentirse abrumado por la rutina diaria. "El problema de la hostelería es que no tienes vida", se quejó.
Su elección fue buscar un nuevo camino, algo que siempre había sido su "manitas" en secreto. Así que buscó cursos y encontró el curso de fontanería. Encontrar un nuevo oficio no fue fácil. Ema trabajaba por la mañana en una heladería para poder estudiar por la noche. Pasaron seis meses estudiando, pero todo tuvo sentido cuando se sintió con su propio negocio.
"Cuando yo empecé con el curso de fontanería, nadie, aparte de una o dos personas, creía en este proyecto", admitió Ema. La familia también no le creyó, y la gente del barrio se burlaba de él: "Tú pizzero, llevas veinte años, ahora te pones de fontanero, ¿dónde vas?" Pero Ema se mantuvo firme.
"La única barrera que tenemos la tenemos en la cabeza", dijo enfáticamente. "Si te pones de cabeza dura, si eres valiente y te buscas la vida, siempre te va a salir algo". Y ahora, tres años después, puede decir que hizo lo correcto.
Ema, creador de contenido en TikTok, nos cuenta su experiencia al dejar atrás su vida como pizzero para convertirse en autónomo de fontanería. Veinte años de trabajar en una pizzería lo llevaron a sentirse abrumado por la rutina diaria. "El problema de la hostelería es que no tienes vida", se quejó.
Su elección fue buscar un nuevo camino, algo que siempre había sido su "manitas" en secreto. Así que buscó cursos y encontró el curso de fontanería. Encontrar un nuevo oficio no fue fácil. Ema trabajaba por la mañana en una heladería para poder estudiar por la noche. Pasaron seis meses estudiando, pero todo tuvo sentido cuando se sintió con su propio negocio.
"Cuando yo empecé con el curso de fontanería, nadie, aparte de una o dos personas, creía en este proyecto", admitió Ema. La familia también no le creyó, y la gente del barrio se burlaba de él: "Tú pizzero, llevas veinte años, ahora te pones de fontanero, ¿dónde vas?" Pero Ema se mantuvo firme.
"La única barrera que tenemos la tenemos en la cabeza", dijo enfáticamente. "Si te pones de cabeza dura, si eres valiente y te buscas la vida, siempre te va a salir algo". Y ahora, tres años después, puede decir que hizo lo correcto.