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El equipo de arqueólogos de la Universidad de Zaragoza ha completado la tercera y última campaña de excavación en el sepulcro colectivo calcolítico de la Paridera de la Dehesa, un abrigo significativamente transformado ubicado en Muel, en el término municipal de Zaragoza. La campaña se llevó a cabo durante el mes de octubre y culminó con una jornada de puertas abiertas que permitió al público conocer los avances logrados en este singular enclave funerario.
Las excavaciones han revelado restos de 50 personas de distintas edades, lo que constituye un depósito funerario colectivo. Las dataciones radiocarbónicas obtenidas sitúan la utilización del yacimiento entre el 2850 y el 2200 a.C., con dos fases iniciales (2800-2500 a.C.) y posteriores (2500-2200 a.C.).
Durante la jornada de puertas abiertas, los investigadores explicaron las características del depósito funerario, los datos preliminares sobre la población enterrada y la calidad de vida de estos individuos. También se organizaron actividades divulgativas, como un taller demostrativo de tecnología prehistórica y un terrario didáctico en el que los más pequeños pudieron poner a prueba sus habilidades arqueológicas.
El equipo ha intervenido en el sector suroeste del yacimiento y en los estratos situados bajo la cornisa de arenisca. Las muestras extraídas se enviarán para datación y análisis de isótopos y ADN antiguo, con el objetivo de profundizar en el conocimiento de las prácticas funerarias y la composición biológica de las comunidades calcolíticas del valle medio del Ebro.
El proyecto 'Registros funerarios y paleoantropología en la Prehistoria reciente del valle medio del Ebro' es dirigido por Jesús V. Picazo, investigador del grupo Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico del valle del Ebro (P3A-IUCA). Las excavaciones han sido codirigidas por Marina Bretos y el arqueólogo profesional Javier Fanlo, con la participación de investigadores del IUCA y estudiantes del Grado en Historia de la Universidad de Zaragoza.
Las excavaciones han revelado restos de 50 personas de distintas edades, lo que constituye un depósito funerario colectivo. Las dataciones radiocarbónicas obtenidas sitúan la utilización del yacimiento entre el 2850 y el 2200 a.C., con dos fases iniciales (2800-2500 a.C.) y posteriores (2500-2200 a.C.).
Durante la jornada de puertas abiertas, los investigadores explicaron las características del depósito funerario, los datos preliminares sobre la población enterrada y la calidad de vida de estos individuos. También se organizaron actividades divulgativas, como un taller demostrativo de tecnología prehistórica y un terrario didáctico en el que los más pequeños pudieron poner a prueba sus habilidades arqueológicas.
El equipo ha intervenido en el sector suroeste del yacimiento y en los estratos situados bajo la cornisa de arenisca. Las muestras extraídas se enviarán para datación y análisis de isótopos y ADN antiguo, con el objetivo de profundizar en el conocimiento de las prácticas funerarias y la composición biológica de las comunidades calcolíticas del valle medio del Ebro.
El proyecto 'Registros funerarios y paleoantropología en la Prehistoria reciente del valle medio del Ebro' es dirigido por Jesús V. Picazo, investigador del grupo Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico del valle del Ebro (P3A-IUCA). Las excavaciones han sido codirigidas por Marina Bretos y el arqueólogo profesional Javier Fanlo, con la participación de investigadores del IUCA y estudiantes del Grado en Historia de la Universidad de Zaragoza.