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El sistema de acogida de primates que intenta dar una segunda oportunidad a los grandes simios. El caso de Rainfer, un santuario en Madrid con 14 especies. Marta Bustelo, la directora del centro, explica que estos animales no pueden ser devueltos a la naturaleza debido a sus capacidades limitadas.
En el centro, donde viven chimpancés, gorilas y orangutanes, se les da una vida en común con otros animales para ayudarles a mejorar su bienestar. Los animales llegan al santuario desde circos y zoológicos donde han sido maltratados. Algunos habían pasado toda su vida en cautividad.
Boris, un orangután de 44 años, que está al aire libre con dos gibones indonesios para evitar la soledad, tiene problemas de salud como diabetes y rinitis crónica. Su caso se ha comparado con el del cóndor de California o el caballo de Przewalski.
El tráfico de especies sigue siendo un problema en España. Muchos primates están maltratados antes de llegar al santuario. El caso de Brutus, capuchino que llegó al centro después de ser incautado en las aduanas del aeropuerto, demuestra la persistencia de este problema.
La ley Jane Goodall, que pretende regular el tráfico y la conservación de grandes simios, ha sido pionera en el mundo. El proyecto Gran Simio, una organización internacional que defiende los derechos de homínidos no humanos desde 1999, señala que estos animales son "inteligentes, tienen conciencia de sí mismos" y establecen fuertes lazos sociales.
En España, los centros como Rainfer dependen de donaciones privadas para funcionar. La legislación actual no garantiza el acceso a una vida salvaje en libertad para estos animales.
En el centro, donde viven chimpancés, gorilas y orangutanes, se les da una vida en común con otros animales para ayudarles a mejorar su bienestar. Los animales llegan al santuario desde circos y zoológicos donde han sido maltratados. Algunos habían pasado toda su vida en cautividad.
Boris, un orangután de 44 años, que está al aire libre con dos gibones indonesios para evitar la soledad, tiene problemas de salud como diabetes y rinitis crónica. Su caso se ha comparado con el del cóndor de California o el caballo de Przewalski.
El tráfico de especies sigue siendo un problema en España. Muchos primates están maltratados antes de llegar al santuario. El caso de Brutus, capuchino que llegó al centro después de ser incautado en las aduanas del aeropuerto, demuestra la persistencia de este problema.
La ley Jane Goodall, que pretende regular el tráfico y la conservación de grandes simios, ha sido pionera en el mundo. El proyecto Gran Simio, una organización internacional que defiende los derechos de homínidos no humanos desde 1999, señala que estos animales son "inteligentes, tienen conciencia de sí mismos" y establecen fuertes lazos sociales.
En España, los centros como Rainfer dependen de donaciones privadas para funcionar. La legislación actual no garantiza el acceso a una vida salvaje en libertad para estos animales.