TertuliaEnRed
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El poder del dinero: una redada sin fin de información personal.
Las grandes tecnologías han convertido a nuestra privacidad en un concepto arcaico, al que ya casi no nos prestamos atención. En su lugar, los multimillonarios y los empresarios más astutos se han convertido en expertos en nuestro deseo más profundo: la satisfacción personal.
Sabemos exactamente cuándo estamos abiertos a las posibilidades y cuándo somos vulnerables. Los datos de nuestras emociones, nuestras pasiones y nuestros sueños imposibles son la moneda que paga esta ventaja en el mercado digital. Y lo peor es que no nos damos cuenta.
En este mundo de realidades paralelas, donde cada clic nos lleva a un nuevo paisaje ilusorio, vivimos una realidad alternativa sin límites. Y es precisamente ahí donde la privacidad se ha vuelto sin sentido. Hace tiempo que hemos "ventilado" nuestra intimidad, olvidándonos de sus valores tradicionales.
En este vacío digital, el valor de la verdad se ha reducido a cero. Nos dejamos llevar por las información falsas y las ilusiones del mundo digital sin preocuparnos por su origen o autenticidad. El poder del dinero y la información personal han creado una redada incesante, que nos hace perder el hilo entre lo cierto y lo falso.
Las grandes tecnologías han convertido a nuestra privacidad en un concepto arcaico, al que ya casi no nos prestamos atención. En su lugar, los multimillonarios y los empresarios más astutos se han convertido en expertos en nuestro deseo más profundo: la satisfacción personal.
Sabemos exactamente cuándo estamos abiertos a las posibilidades y cuándo somos vulnerables. Los datos de nuestras emociones, nuestras pasiones y nuestros sueños imposibles son la moneda que paga esta ventaja en el mercado digital. Y lo peor es que no nos damos cuenta.
En este mundo de realidades paralelas, donde cada clic nos lleva a un nuevo paisaje ilusorio, vivimos una realidad alternativa sin límites. Y es precisamente ahí donde la privacidad se ha vuelto sin sentido. Hace tiempo que hemos "ventilado" nuestra intimidad, olvidándonos de sus valores tradicionales.
En este vacío digital, el valor de la verdad se ha reducido a cero. Nos dejamos llevar por las información falsas y las ilusiones del mundo digital sin preocuparnos por su origen o autenticidad. El poder del dinero y la información personal han creado una redada incesante, que nos hace perder el hilo entre lo cierto y lo falso.