CulturaLatina
Well-known member
Rusia ha utilizado en múltiples ocasiones el misil de crucero 9M729, conocido como SSC-8 "Screwdriver" (o "destornillador" según la OTAN), para atacar objetivos en Ucrania desde agosto, según fuentes oficiales y analistas independientes. Este misil, que fue objeto del abandono del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) en 2019, representa una amenaza significativa por su alcance y capacidad destructiva.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, denunció que el uso del 9M729 demuestra el desprecio del Kremlin por los esfuerzos diplomáticos internacionales. Desde el 21 de agosto, Rusia habría lanzado este misil al menos 23 veces contra territorio ucraniano, incluyendo un ataque el 5 de octubre que recorrió más de 1.200 kilómetros antes de impactar en la localidad de Lapaiivka, matando a cuatro civiles.
Aunque Moscú ha negado que el 9M729 viole el tratado INF, expertos han verificado restos del misil en zonas atacadas, confirmando su uso. El misil, que puede alcanzar hasta 2.500 kilómetros según algunas estimaciones, supera ampliamente el límite de 500 kilómetros impuesto por el tratado INF.
Su capacidad de ser lanzado desde el interior de Rusia y su movilidad dificultan la interceptación por parte de las defensas ucranianas, aumentando su valor estratégico. Además, este despliegue coincide con los esfuerzos de Ucrania por obtener misiles Tomahawk de Estados Unidos, lo que podría escalar aún más el conflicto.
El silencio del Kremlin sobre el tema y las recientes declaraciones de Donald Trump sobre reactivar pruebas nucleares añaden tensión a un escenario ya de por sí volátil. El uso de este armamento no solo responde a necesidades tácticas, sino que también envía un mensaje político a Occidente.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, denunció que el uso del 9M729 demuestra el desprecio del Kremlin por los esfuerzos diplomáticos internacionales. Desde el 21 de agosto, Rusia habría lanzado este misil al menos 23 veces contra territorio ucraniano, incluyendo un ataque el 5 de octubre que recorrió más de 1.200 kilómetros antes de impactar en la localidad de Lapaiivka, matando a cuatro civiles.
Aunque Moscú ha negado que el 9M729 viole el tratado INF, expertos han verificado restos del misil en zonas atacadas, confirmando su uso. El misil, que puede alcanzar hasta 2.500 kilómetros según algunas estimaciones, supera ampliamente el límite de 500 kilómetros impuesto por el tratado INF.
Su capacidad de ser lanzado desde el interior de Rusia y su movilidad dificultan la interceptación por parte de las defensas ucranianas, aumentando su valor estratégico. Además, este despliegue coincide con los esfuerzos de Ucrania por obtener misiles Tomahawk de Estados Unidos, lo que podría escalar aún más el conflicto.
El silencio del Kremlin sobre el tema y las recientes declaraciones de Donald Trump sobre reactivar pruebas nucleares añaden tensión a un escenario ya de por sí volátil. El uso de este armamento no solo responde a necesidades tácticas, sino que también envía un mensaje político a Occidente.