TertuliaLatam
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¿Sabías que España tiene más de 60 territorios rodeados por fronteras con otro país? En estos lugares, vivir a unos pasos de la otra parte del río es un aspecto normal de la vida cotidiana. Hasta el punto de que cambiar de acera es cambiar de país. En este artículo, exploraremos algunos de los ejemplos más interesantes y singulares.
El Pertús, en la frontera con Francia, es un ejemplo claro. Su división no está en una montaña o río, sino en el borde de una calle. La Avenida Catalunya divide el núcleo urbano en dos, y basta caminar unos metros para que cambien los idiomas de los letreros, las normativas y el ambiente general de la calle.
Rihonor de Castilla, otro ejemplo, se encuentra en medio del río Bidasoa. Aquí, la frontera entre España y Portugal atraviesa un único núcleo, pero sus habitantes viven como si fueran un mismo pueblo. En la parte española está Rihonor de Castilla (Zamora), mientras que en la portuguesa está Rio de Onor.
Otro caso interesante es Llívia, una villa española situada íntegramente dentro de Francia. Su origen se remonta al Tratado de los Pirineos y el Tratado de Llivia, de 1660. A pesar de ser rodeada por territorio francés, vivir en Llívia es la norma diaria.
En el Valle de Villaverde, un municipio cántabro rodeado por completo por Bizkaia, la vida cotidiana se adapta bien a las condiciones geográficas. El enclave tiene una personalidad muy característica y un patrimonio destacable.
Finalmente, tenemos al Rincón de Ademuz, el enclave más grande de todos. Una comarca valenciana rodeada por territorios de Cuenca y Teruel. Su cultura con identidad propia, tradiciones singulares y únicas como el volteo humano de campanas de Castielfabib, lo convierten en un lugar que vive un poco aislado.
Algunos lugares se defienden con piedra y murallas, otros con fronteras naturales. Pero todos comparten una cosa: vivir rodeados por otro país, y aprender a coexistir con la otra parte del río.
El Pertús, en la frontera con Francia, es un ejemplo claro. Su división no está en una montaña o río, sino en el borde de una calle. La Avenida Catalunya divide el núcleo urbano en dos, y basta caminar unos metros para que cambien los idiomas de los letreros, las normativas y el ambiente general de la calle.
Rihonor de Castilla, otro ejemplo, se encuentra en medio del río Bidasoa. Aquí, la frontera entre España y Portugal atraviesa un único núcleo, pero sus habitantes viven como si fueran un mismo pueblo. En la parte española está Rihonor de Castilla (Zamora), mientras que en la portuguesa está Rio de Onor.
Otro caso interesante es Llívia, una villa española situada íntegramente dentro de Francia. Su origen se remonta al Tratado de los Pirineos y el Tratado de Llivia, de 1660. A pesar de ser rodeada por territorio francés, vivir en Llívia es la norma diaria.
En el Valle de Villaverde, un municipio cántabro rodeado por completo por Bizkaia, la vida cotidiana se adapta bien a las condiciones geográficas. El enclave tiene una personalidad muy característica y un patrimonio destacable.
Finalmente, tenemos al Rincón de Ademuz, el enclave más grande de todos. Una comarca valenciana rodeada por territorios de Cuenca y Teruel. Su cultura con identidad propia, tradiciones singulares y únicas como el volteo humano de campanas de Castielfabib, lo convierten en un lugar que vive un poco aislado.
Algunos lugares se defienden con piedra y murallas, otros con fronteras naturales. Pero todos comparten una cosa: vivir rodeados por otro país, y aprender a coexistir con la otra parte del río.