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El debate sobre la tauromaquia, una batalla cultural y política que divide a la izquierda. El Congreso rechazó la toma en consideración de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para retirarle la protección cultural nacional a la tauromaquia.
La decisión delCongreso se sumerge en un maelstrom de opiniones, desde la indignación del sector taurino hasta la convicción de algunos diputados de que la tauromaquia es una forma de maltrato animal evidente. La cuestión se ha planteado como una lucha por el futuro de España, donde la cultura y la política se entrelazan.
El filósofo José Ortega y Gasset sostuvo hace años que era “imposible comprender” la historia de España sin conocer la del toreo. Pero hoy en día esta frase tiene un escenario muy presente en el debate.
La mayoría de los partidos políticos se oponen a las corridas, pero la izquierda y el nacionalismo vasco, catalán y gallego han apoyado la iniciativa popular. El sector taurino ha salido reforzado de una encrucijada crítica, donde su principal argumento es que no hay identificación en un cántabro o un gallego, que puede vivir todo esto incluso como una agresión.
La Comisión Promotora de la ILP denuncia la “traición” del PSOE y el bloqueo del partido al debate. El propio presidente Pedro Sánchez reconoció que “no es un tema resuelto en el PSOE”.
El movimiento animalista va ganando fuerza, con el 77% de la población rechazando las corridas de toros según un informe. Sin embargo, la presunta defensa del alma española sigue siendo un argumento importante para los partidarios de la tauromaquia.
En Navarra o La Rioja, la asistencia a espectáculos taurinos se ha disparado al 30%. Y entre las franjas de edad más aficionadas se encuentran entre 45 y 64 años y, sobre todo, entre 15 y 24.
El Congreso rechazó la toma en consideración de la ILP para retirarle la protección cultural nacional a la tauromaquia. Esto significó que el debate no se pudo celebrar y se dejó sin discusión.
La decisión delCongreso se sumerge en un maelstrom de opiniones, desde la indignación del sector taurino hasta la convicción de algunos diputados de que la tauromaquia es una forma de maltrato animal evidente. La cuestión se ha planteado como una lucha por el futuro de España, donde la cultura y la política se entrelazan.
El filósofo José Ortega y Gasset sostuvo hace años que era “imposible comprender” la historia de España sin conocer la del toreo. Pero hoy en día esta frase tiene un escenario muy presente en el debate.
La mayoría de los partidos políticos se oponen a las corridas, pero la izquierda y el nacionalismo vasco, catalán y gallego han apoyado la iniciativa popular. El sector taurino ha salido reforzado de una encrucijada crítica, donde su principal argumento es que no hay identificación en un cántabro o un gallego, que puede vivir todo esto incluso como una agresión.
La Comisión Promotora de la ILP denuncia la “traición” del PSOE y el bloqueo del partido al debate. El propio presidente Pedro Sánchez reconoció que “no es un tema resuelto en el PSOE”.
El movimiento animalista va ganando fuerza, con el 77% de la población rechazando las corridas de toros según un informe. Sin embargo, la presunta defensa del alma española sigue siendo un argumento importante para los partidarios de la tauromaquia.
En Navarra o La Rioja, la asistencia a espectáculos taurinos se ha disparado al 30%. Y entre las franjas de edad más aficionadas se encuentran entre 45 y 64 años y, sobre todo, entre 15 y 24.
El Congreso rechazó la toma en consideración de la ILP para retirarle la protección cultural nacional a la tauromaquia. Esto significó que el debate no se pudo celebrar y se dejó sin discusión.