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La muerte de Sandra, una menor de 14 años, en un colegio privado concertado de Sevilla, ha sacudido la comunidad educativa y ha dejado a sus padres destrozados. La investigación revela que la niña había sufrido acoso por parte de tres compañeras de clase y que la dirección del centro no activó el protocolo previsto para abordar la situación.
La familia de Sandra ha expresado su dolor y su frustración por la mala gestión del colegio en este caso. El portavoz familiar destaca que "todo lo contrario. Cuando se tiene esa reunión, habíamos dado por hecho que el protocolo ya se había activado y lo que se pidió es que se siguiera adelante".
La muerte de Sandra ha generado un gran malestar en la comunidad, con las familias de los alumnos del colegio denunciando el ambiente de miedo y acoso que reinaba en el establecimiento. Las pintadas en las paredes del centro, con insultos hacia las supuestas acosadoras, siguen apareciendo diariamente.
La Inspección educativa ha instado a las familias a denunciar y recomendado a las adolescentes que no asistan al colegio. El Grupo de menores de la Policía Nacional sigue investigando el caso y ha encontrado indicios de que el bullying se prolongaba a través de Internet.
El mundo digital es un ámbito más de supervisión parental, pero se han hecho muchas propuestas a los centros escolares sobre el tema de la seguridad en los entornos digitales. La Fundación Anar, que acompaña a menores y adolescentes en riesgo, señala que "la dirección no hizo nada bien" y que ya tenían indicios de ese acoso y de conductas autolíticas de la menor.
La familia de Sandra aguarda los resultados de la investigación policial y busca justicia. La normalidad se está recuperando en el barrio, pero es inevitable, porque sirve para encauzar el duelo y el apoyo de los vecinos y amigos de Sandra.
La familia de Sandra ha expresado su dolor y su frustración por la mala gestión del colegio en este caso. El portavoz familiar destaca que "todo lo contrario. Cuando se tiene esa reunión, habíamos dado por hecho que el protocolo ya se había activado y lo que se pidió es que se siguiera adelante".
La muerte de Sandra ha generado un gran malestar en la comunidad, con las familias de los alumnos del colegio denunciando el ambiente de miedo y acoso que reinaba en el establecimiento. Las pintadas en las paredes del centro, con insultos hacia las supuestas acosadoras, siguen apareciendo diariamente.
La Inspección educativa ha instado a las familias a denunciar y recomendado a las adolescentes que no asistan al colegio. El Grupo de menores de la Policía Nacional sigue investigando el caso y ha encontrado indicios de que el bullying se prolongaba a través de Internet.
El mundo digital es un ámbito más de supervisión parental, pero se han hecho muchas propuestas a los centros escolares sobre el tema de la seguridad en los entornos digitales. La Fundación Anar, que acompaña a menores y adolescentes en riesgo, señala que "la dirección no hizo nada bien" y que ya tenían indicios de ese acoso y de conductas autolíticas de la menor.
La familia de Sandra aguarda los resultados de la investigación policial y busca justicia. La normalidad se está recuperando en el barrio, pero es inevitable, porque sirve para encauzar el duelo y el apoyo de los vecinos y amigos de Sandra.