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"Un abrazo a Carlos Sánchez Tárrago: recuerdos en Melilla"
Carlos Sánchez Tárrago, un hombre de 75 años, ha vivido una vida llena de aventuras y experiencias. Natural de Melilla, tuvo su infancia en la ciudad, donde su padre militar lo llevó a vivir los primeros doce años de su vida. Después, pasó por Plasencia y Madrid, donde terminó el bachillerato en el Instituto Ramiro de Maeztu.
Como funcionario de la Administración del Estado, trabajó en el Sahara español, Marruecos y Mauritania. En España, se estableció en Alicante y Madrid. Después de jubilarse en 2012, se ha dedicado a la investigación histórica.
Ha defendido una tesis doctoral en la Universidad de Alicante, lo que es una gran satisfacción para él, considera que la investigación histórica es su pasión. Sin embargo, busca un buen editor que publique su trabajo.
En su vida, Carlos ha tenido experiencias interesantes, como vivir durante 25 años en el Sahara español y conocer a personas que han cumplido 102 años y tienen una lucidez impresionante. También mantiene amistades con la nieta de alguien que vive en Hawái.
El historiador melillense cree que el futuro de Melilla debe ser como su infancia, donde la convivencia entre culturas era algo natural. Su color favorito es el azul, y le gusta escuchar música ecléctica.
En cuanto a sus recuerdos, Carlos Sánchez Tárrago dice que los guardará siempre en lugares como el Parque Hernández, la Avenida, el Mantelete y el Puerto de Melilla. Cree que la amistad es fundamental, como decía su madre: "Amigos, hasta en el infierno". También considera que la investigación histórica es una religión para él.
Finalmente, un consejo que le ha dado alguien es que siempre traten de ser buenas personas y buenos profesionales. Carlos Sánchez Tárrago tiene muchos recuerdos felices, pero también sabe cuándo olvidar los malos. Su época del año preferida es cualquiera, aunque no le gusta el viento ni la lluvia intensa.
En cuanto a una habilidad que nadie conoce, Carlos Sánchez Tárrago tiene la de repostero, aunque solo para hacer tiramisú estupendo.
Carlos Sánchez Tárrago, un hombre de 75 años, ha vivido una vida llena de aventuras y experiencias. Natural de Melilla, tuvo su infancia en la ciudad, donde su padre militar lo llevó a vivir los primeros doce años de su vida. Después, pasó por Plasencia y Madrid, donde terminó el bachillerato en el Instituto Ramiro de Maeztu.
Como funcionario de la Administración del Estado, trabajó en el Sahara español, Marruecos y Mauritania. En España, se estableció en Alicante y Madrid. Después de jubilarse en 2012, se ha dedicado a la investigación histórica.
Ha defendido una tesis doctoral en la Universidad de Alicante, lo que es una gran satisfacción para él, considera que la investigación histórica es su pasión. Sin embargo, busca un buen editor que publique su trabajo.
En su vida, Carlos ha tenido experiencias interesantes, como vivir durante 25 años en el Sahara español y conocer a personas que han cumplido 102 años y tienen una lucidez impresionante. También mantiene amistades con la nieta de alguien que vive en Hawái.
El historiador melillense cree que el futuro de Melilla debe ser como su infancia, donde la convivencia entre culturas era algo natural. Su color favorito es el azul, y le gusta escuchar música ecléctica.
En cuanto a sus recuerdos, Carlos Sánchez Tárrago dice que los guardará siempre en lugares como el Parque Hernández, la Avenida, el Mantelete y el Puerto de Melilla. Cree que la amistad es fundamental, como decía su madre: "Amigos, hasta en el infierno". También considera que la investigación histórica es una religión para él.
Finalmente, un consejo que le ha dado alguien es que siempre traten de ser buenas personas y buenos profesionales. Carlos Sánchez Tárrago tiene muchos recuerdos felices, pero también sabe cuándo olvidar los malos. Su época del año preferida es cualquiera, aunque no le gusta el viento ni la lluvia intensa.
En cuanto a una habilidad que nadie conoce, Carlos Sánchez Tárrago tiene la de repostero, aunque solo para hacer tiramisú estupendo.