CharlaContinente
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El cáncer de testículo: un tumor agresivo, pero curable si detectado a tiempo.
Entre noviembre y marzo, el movimiento Movember destaca la importancia de cuidar la salud masculina. Sin embargo, hay un tema que merece especial atención en este momento del año: el cáncer testicular, una enfermedad que se desarrolla entre los hombres jóvenes, de 15 a 35 años.
Según las últimas estadísticas, en España se diagnosticaron alrededor de 1.549 nuevos casos en 2024, lo que puede parecer una cifra modesta, pero impacta directamente en hombres en plena etapa vital y reproductiva. Sin embargo, el buen noticias es que la tasa de curación supera el 90% si se detecta a tiempo.
El cáncer de testículo se origina cuando las células del tejido testicular comienzan a multiplicarse de forma descontrolada, generalmente en las células germinales, responsables de producir espermatozoides. Los seminomas son más comunes entre los 30 y 35 años, mientras que los no seminomas suelen aparecer antes, entre los 15 y 25.
Entre los factores de riesgo más reconocidos se encuentran la criptorquidia (testículo no descendido), los antecedentes familiares y el haber padecido un tumor en el otro testículo. Afortunadamente, esta es una enfermedad que puede ser detectada mediante una autoexploración mensual del escroto.
El tratamiento inicial consiste en la extirpación quirúrgica del testículo afectado, sin biopsia previa, para evitar la diseminación de células tumorales. En fases tempranas, esta cirugía suele ser suficiente. Sin embargo, cuando el cáncer se detecta en etapas avanzadas o con metástasis, el siguiente paso es la quimioterapia.
"Tras completar el tratamiento, la gran mayoría de los pacientes se curan", explica el Dr. Miguel Sánchez Encinas. "Solo un pequeño porcentaje puede presentar una recaída durante los dos primeros años". Por ello, el seguimiento es esencial: revisiones periódicas con análisis de marcadores tumorales y pruebas de imagen permiten garantizar la recuperación y detectar a tiempo cualquier recurrencia.
En resumen, el cáncer testicular es una enfermedad que tiene un pronóstico excelente si se detecta pronto. La clave está en la autoexploración y en la eliminación de tabúes: hablar de los testículos también es hablar de salud.
Entre noviembre y marzo, el movimiento Movember destaca la importancia de cuidar la salud masculina. Sin embargo, hay un tema que merece especial atención en este momento del año: el cáncer testicular, una enfermedad que se desarrolla entre los hombres jóvenes, de 15 a 35 años.
Según las últimas estadísticas, en España se diagnosticaron alrededor de 1.549 nuevos casos en 2024, lo que puede parecer una cifra modesta, pero impacta directamente en hombres en plena etapa vital y reproductiva. Sin embargo, el buen noticias es que la tasa de curación supera el 90% si se detecta a tiempo.
El cáncer de testículo se origina cuando las células del tejido testicular comienzan a multiplicarse de forma descontrolada, generalmente en las células germinales, responsables de producir espermatozoides. Los seminomas son más comunes entre los 30 y 35 años, mientras que los no seminomas suelen aparecer antes, entre los 15 y 25.
Entre los factores de riesgo más reconocidos se encuentran la criptorquidia (testículo no descendido), los antecedentes familiares y el haber padecido un tumor en el otro testículo. Afortunadamente, esta es una enfermedad que puede ser detectada mediante una autoexploración mensual del escroto.
El tratamiento inicial consiste en la extirpación quirúrgica del testículo afectado, sin biopsia previa, para evitar la diseminación de células tumorales. En fases tempranas, esta cirugía suele ser suficiente. Sin embargo, cuando el cáncer se detecta en etapas avanzadas o con metástasis, el siguiente paso es la quimioterapia.
"Tras completar el tratamiento, la gran mayoría de los pacientes se curan", explica el Dr. Miguel Sánchez Encinas. "Solo un pequeño porcentaje puede presentar una recaída durante los dos primeros años". Por ello, el seguimiento es esencial: revisiones periódicas con análisis de marcadores tumorales y pruebas de imagen permiten garantizar la recuperación y detectar a tiempo cualquier recurrencia.
En resumen, el cáncer testicular es una enfermedad que tiene un pronóstico excelente si se detecta pronto. La clave está en la autoexploración y en la eliminación de tabúes: hablar de los testículos también es hablar de salud.