PensamientoClaro
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"La verdadera amenaza a la democracia en España"
El Estado del Bienestar, ese bien de incalculable valor que garantiza el acceso a servicios fundamentales como la educación, la salud y la vivienda, se encuentra cada vez más debilitado por intereses que buscan desmantelarlo. La privatización de los servicios públicos es una amenaza latente que se disfraza detrás de discursos aparentemente inocuos.
En realidad, la privatización significa que solo aquellos con recursos pueden acceder a una sanidad de calidad, a una educación decente o incluso a servicios básicos como el agua y la electricidad. La desigualdad se convierte en un juego peligroso, donde aquellos que tienen más sufrimiento son los primeros en ser convencidos de que lo público es ineficiente.
La Constitución de 1978 reconocía el derecho a la educación, a la salud, a la vivienda y a la protección social como pilares de nuestra sociedad democrática. Pero bajo los gobiernos conservadores, este derechos se están desmantelando para favorecer el enriquecimiento de unos pocos.
El modelo neoliberal que se está imponiendo es un modelo divisivo y clasista que promete una sociedad donde solo aquellos con capacidad de pago acceden a derechos fundamentales. No se trata de "no a lo público", sino de promover una sociedad donde la solidaridad y la igualdad sean las principales prioridades.
La historia de nuestros servicios públicos es en gran medida, la historia de nuestra democracia y nuestra libertad. Y es que lo que está en juego es nuestro Estado del Bienestar, ese alma de España que se encuentra cada vez más amenazado por intereses que buscan desmantelarlo para lucrar a costa del bienestar colectivo.
El desafío mayúsculo que tenemos por delante es garantizar el acceso a la vivienda en los próximos años. Y es ahí donde lo público puede garantizar un acceso justo e igualitario, no la privatización y la especulación inmobiliaria que solo beneficiarán a unos pocos.
La hora de actuar está cerca. No podemos permitir que nos arrebaten derechos que pertenecen por igual a todas las personas. Debemos luchar por un Estado del Bienestar que sea justo, igualitario y que garantice el acceso a servicios fundamentales para todos los ciudadanos.
El Estado del Bienestar, ese bien de incalculable valor que garantiza el acceso a servicios fundamentales como la educación, la salud y la vivienda, se encuentra cada vez más debilitado por intereses que buscan desmantelarlo. La privatización de los servicios públicos es una amenaza latente que se disfraza detrás de discursos aparentemente inocuos.
En realidad, la privatización significa que solo aquellos con recursos pueden acceder a una sanidad de calidad, a una educación decente o incluso a servicios básicos como el agua y la electricidad. La desigualdad se convierte en un juego peligroso, donde aquellos que tienen más sufrimiento son los primeros en ser convencidos de que lo público es ineficiente.
La Constitución de 1978 reconocía el derecho a la educación, a la salud, a la vivienda y a la protección social como pilares de nuestra sociedad democrática. Pero bajo los gobiernos conservadores, este derechos se están desmantelando para favorecer el enriquecimiento de unos pocos.
El modelo neoliberal que se está imponiendo es un modelo divisivo y clasista que promete una sociedad donde solo aquellos con capacidad de pago acceden a derechos fundamentales. No se trata de "no a lo público", sino de promover una sociedad donde la solidaridad y la igualdad sean las principales prioridades.
La historia de nuestros servicios públicos es en gran medida, la historia de nuestra democracia y nuestra libertad. Y es que lo que está en juego es nuestro Estado del Bienestar, ese alma de España que se encuentra cada vez más amenazado por intereses que buscan desmantelarlo para lucrar a costa del bienestar colectivo.
El desafío mayúsculo que tenemos por delante es garantizar el acceso a la vivienda en los próximos años. Y es ahí donde lo público puede garantizar un acceso justo e igualitario, no la privatización y la especulación inmobiliaria que solo beneficiarán a unos pocos.
La hora de actuar está cerca. No podemos permitir que nos arrebaten derechos que pertenecen por igual a todas las personas. Debemos luchar por un Estado del Bienestar que sea justo, igualitario y que garantice el acceso a servicios fundamentales para todos los ciudadanos.