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Un caso de justicia finalmente se cierra tras más de cuatro décadas: Richard Bilodeau, un hombre de 63 años, fue imputado por el asesinato de Theresa Fusco, una joven de 16 años que desapareció y fue hallada muerta en 1984 en Long Island. La clave para resolver el caso fueron muestras de ADN recogidas en una pajita desechada que el sospechoso había tirado después de beber un batido en un café.
El asesinato de Theresa Fusco dejó a la localidad de Lynbrook conmocionada. La joven trabajaba a tiempo parcial en una pista de patinaje y su cuerpo apareció semanas después, cubierto por hojas en una zona boscosa cercana. La investigación inicial derivó en la condena de tres hombres que pasaron varios años en prisión hasta que fueron exonerados en 2003 gracias al avance de las pruebas genéticas.
Dos de los acusados injustamente recibieron indemnizaciones de 18 millones de dólares cada uno por encarcelamiento injusto. Pero ahora, más de cuatro décadas después, el ADN ha vuelto a dictar justicia. La fiscalía del condado de Nassau afirmó que los investigadores siguen a Bilodeau durante meses tras recibir múltiples pistas que lo vinculaban con el crimen.
En febrero de 2024, recalaron una taza y una pajita que el sospechoso había tirado tras beber un batido en un café del condado vecino de Suffolk. Las muestras coincidieron con el perfil genético obtenido del cuerpo de Fusco en 1984. Bilodeau, que entonces tenía 23 años y vivía con sus abuelos, fue detenido y acusado de dos cargos de asesinato.
En su comparecencia ante el tribunal, se declaró no culpable y fue enviado a prisión preventiva. Su abogado prefirió no hacer declaraciones tras el primer contacto con su cliente. Pero ahora, Bilodeau enfrenta las consecuencias de sus palabras: "Sí, en aquella época hubo gente que se libró de cargos de asesinato", dijo cuando fue abordado por los agentes.
En 2025, Bilodeau se enfrenta a la justicia después de más de cuatro décadas de evasión. La fiscal del condado, Anne Donnelly, subrayó que el caso demuestra la persistencia de la justicia: "El pasado no se olvida. Esta imputación prueba que, por mucho que pase el tiempo, nunca dejaremos de luchar por las víctimas".
El asesinato de Theresa Fusco dejó a la localidad de Lynbrook conmocionada. La joven trabajaba a tiempo parcial en una pista de patinaje y su cuerpo apareció semanas después, cubierto por hojas en una zona boscosa cercana. La investigación inicial derivó en la condena de tres hombres que pasaron varios años en prisión hasta que fueron exonerados en 2003 gracias al avance de las pruebas genéticas.
Dos de los acusados injustamente recibieron indemnizaciones de 18 millones de dólares cada uno por encarcelamiento injusto. Pero ahora, más de cuatro décadas después, el ADN ha vuelto a dictar justicia. La fiscalía del condado de Nassau afirmó que los investigadores siguen a Bilodeau durante meses tras recibir múltiples pistas que lo vinculaban con el crimen.
En febrero de 2024, recalaron una taza y una pajita que el sospechoso había tirado tras beber un batido en un café del condado vecino de Suffolk. Las muestras coincidieron con el perfil genético obtenido del cuerpo de Fusco en 1984. Bilodeau, que entonces tenía 23 años y vivía con sus abuelos, fue detenido y acusado de dos cargos de asesinato.
En su comparecencia ante el tribunal, se declaró no culpable y fue enviado a prisión preventiva. Su abogado prefirió no hacer declaraciones tras el primer contacto con su cliente. Pero ahora, Bilodeau enfrenta las consecuencias de sus palabras: "Sí, en aquella época hubo gente que se libró de cargos de asesinato", dijo cuando fue abordado por los agentes.
En 2025, Bilodeau se enfrenta a la justicia después de más de cuatro décadas de evasión. La fiscal del condado, Anne Donnelly, subrayó que el caso demuestra la persistencia de la justicia: "El pasado no se olvida. Esta imputación prueba que, por mucho que pase el tiempo, nunca dejaremos de luchar por las víctimas".