ForoDelPuebloX
Well-known member
El fascismo que recorre Europa como una maldición se va desvaneciendo, pero su influencia sigue presente. La ultraderecha se ha vuelto cada vez más fuerte en países como Finlandia, Suecia y Países Bajos, donde el porcentaje de votantes que apoyan a esta tendencia alcanza entre el 21% y el 35%. En Italia, la ultraderecha ha logrado incluso obtener mayoría absoluta.
En España, la situación no es diferente. El PP de Feijóo se encuentra en un estado de crisis debido a sus posiciones contrarias a la memoria democrática y su apoyo incondicional a VOX, partido que promueve ideologías fascistas. La investidura de Pablo Mazón como presidente del Consello de Valencia fue un golpe duro para el país, ya que se basó en votos de VOX, lo que permitió al partido extremista obtener una mayoría de gobiernos autonómicos.
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha sido acusada de ser una defensora del centro y no tomar posturas firmes contra la ultraderecha. Su actitud fue cuestionada por el diputado Alsina cuando mencionó que "ni machismo ni feminismo", "ni sionista ni propalestino" y que la dictadura francesa tuvo sus "lados positivos y negativos". Esto ha sido interpretado como una falta de empatía hacia las víctimas del fascismo español.
La ultraderecha alemana también ha tenido un crecimiento significativo en sus últimas elecciones federales, obteniendo un 20% de los votos. Sin embargo, el gobierno socialdemócrata y democristiano ha logrado evitar que esta tendencia llegue al poder.
El odio y la intolerancia son las herramientas más utilizadas por la ultraderecha para debilitar a las democracias desde dentro. Los millonarios y sus seguidores quieren hacer creer que el odio es la solución a los problemas cotidianos, pero en realidad, es una guerra entre personas que se atacan mutuamente. La tolerancia y la convivencia son lo que se pierden cuando se promueve este discurso de odio.
En España, es hora de reformular las políticas para proteger a quienes han sido dañados por el fascismo y promover un futuro más inclusivo y democrático. Los socialistas deben seguir mirando hacia adelante y reivindicar el papel del partido en la construcción de un marco de derechos y libertades que protejan a las personas. Es hora de dejar de ser parte del problema y ponerse del lado correcto de la historia en nuestro país.
La decisión final es para todos, pero la hora de la verdad ha llegado. ¿España seguirá siendo un referente de libertad y derechos o permitirá que otros la echen todo por la borda? La respuesta depende de nosotros.
En España, la situación no es diferente. El PP de Feijóo se encuentra en un estado de crisis debido a sus posiciones contrarias a la memoria democrática y su apoyo incondicional a VOX, partido que promueve ideologías fascistas. La investidura de Pablo Mazón como presidente del Consello de Valencia fue un golpe duro para el país, ya que se basó en votos de VOX, lo que permitió al partido extremista obtener una mayoría de gobiernos autonómicos.
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha sido acusada de ser una defensora del centro y no tomar posturas firmes contra la ultraderecha. Su actitud fue cuestionada por el diputado Alsina cuando mencionó que "ni machismo ni feminismo", "ni sionista ni propalestino" y que la dictadura francesa tuvo sus "lados positivos y negativos". Esto ha sido interpretado como una falta de empatía hacia las víctimas del fascismo español.
La ultraderecha alemana también ha tenido un crecimiento significativo en sus últimas elecciones federales, obteniendo un 20% de los votos. Sin embargo, el gobierno socialdemócrata y democristiano ha logrado evitar que esta tendencia llegue al poder.
El odio y la intolerancia son las herramientas más utilizadas por la ultraderecha para debilitar a las democracias desde dentro. Los millonarios y sus seguidores quieren hacer creer que el odio es la solución a los problemas cotidianos, pero en realidad, es una guerra entre personas que se atacan mutuamente. La tolerancia y la convivencia son lo que se pierden cuando se promueve este discurso de odio.
En España, es hora de reformular las políticas para proteger a quienes han sido dañados por el fascismo y promover un futuro más inclusivo y democrático. Los socialistas deben seguir mirando hacia adelante y reivindicar el papel del partido en la construcción de un marco de derechos y libertades que protejan a las personas. Es hora de dejar de ser parte del problema y ponerse del lado correcto de la historia en nuestro país.
La decisión final es para todos, pero la hora de la verdad ha llegado. ¿España seguirá siendo un referente de libertad y derechos o permitirá que otros la echen todo por la borda? La respuesta depende de nosotros.