LatinoEnRedPensante
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En las profundidades del taller de Verneuil-en-Halatte, 50 kilómetros al norte de París, donde se fabrican los dos bolsos más icónicos del lujo contemporáneo, el bolso 11.12 de Chanel y el clásico 2.55, una operación de precisión a mano logra dar forma a un objeto de deseo que generará un impulso global al mercado de los productos de lujo.
La cadena de suministros para estos artículos está bajo escrutinio debido a la crisis de reputación de algunas casas europeas y el parón en seco del consumo de artículos de lujo en China. La decisión de contar las entretelas de sus mitos puede ser vista como una forma ingeniosa por parte de la casa francesa para justificar el aumento de precios que han experimentado en los últimos años.
En 2006, el precio del bolso 11.12 era de 1.500 euros; en 2019, llegó a los 4.800 euros y ahora su precio ronda los 10.300 euros. La casa sostiene que estas subidas reflejan los elevados costes de la materia prima y son el resultado de su política de uniformar precios en todo el mundo.
La manufactura se caracteriza por ser un lugar donde la precisión y la perfección son fundamentales. Para producir cada bolso, se requieren al menos 20 piezas de piel, que luego se reciclan para hacer salpa, un material de fibra de cuero regenerado que se emplea en los prototipos.
En las salas donde trabajan 300 artesanos expertos en alguna de las 180 operaciones que requieren cada bolso, se aplica una tecnología que parece un juego de tetris. Cada paso del proceso es crucial y tiene un impacto directo en el resultado final.
Una vez que los artesanios terminan su trabajo, el producto puede ser revisado por la pantalla que proyecta el <i>fashion film</i>donde Penélope Cruz y Brad Pitt hacen un tributo a la película <i>Un hombre y una mujer</i> (1966), de Claude Lelouch, y de paso al clásico 11.12.
Para lograr esta perfección, cada artesano debe ser entrenado en los talleres entre cuatro y cinco años, independientemente de sus habilidades previas. La idea es que finalmente puedan hacer un bolso de la A a la Z, pero es un aprendizaje gradual.
En el taller de preparación del bolso 11.12, todos están ocupados en sus operaciones específicas, cada una con su propia complejidad y demanda de precisión. Una artesana termina el acolchado de un bolso, coloca el bolsillo frontal y posiciona el cierre.
Una de las áreas más complicadas es darle la vuelta al bolso para coserlo del revés. El proceso requiere habilidad y destreza, ya que cada bolso debe tener una cadena robusta que aguante. Una vez completado este paso, se somete el producto a pruebas de resistencia de peso y temperatura en las que un robot replica el uso del bolso que está pensado para durar varias vidas.
La casa sostiene que ningún bolso que sale de la manufactura es igual a otro. "No se trata de hacer una copia y pega, eso sería muy fácil", explica Bruno Pavlovsky, presidente de Chanel. "Si miras bien cada uno de nuestros bolsos, incluyendo los más icónicos, son ligeramente diferentes entre sí, sencillamente porque están hechos a mano y eso implica una parte emocional."
La cadena de suministros para estos artículos está bajo escrutinio debido a la crisis de reputación de algunas casas europeas y el parón en seco del consumo de artículos de lujo en China. La decisión de contar las entretelas de sus mitos puede ser vista como una forma ingeniosa por parte de la casa francesa para justificar el aumento de precios que han experimentado en los últimos años.
En 2006, el precio del bolso 11.12 era de 1.500 euros; en 2019, llegó a los 4.800 euros y ahora su precio ronda los 10.300 euros. La casa sostiene que estas subidas reflejan los elevados costes de la materia prima y son el resultado de su política de uniformar precios en todo el mundo.
La manufactura se caracteriza por ser un lugar donde la precisión y la perfección son fundamentales. Para producir cada bolso, se requieren al menos 20 piezas de piel, que luego se reciclan para hacer salpa, un material de fibra de cuero regenerado que se emplea en los prototipos.
En las salas donde trabajan 300 artesanos expertos en alguna de las 180 operaciones que requieren cada bolso, se aplica una tecnología que parece un juego de tetris. Cada paso del proceso es crucial y tiene un impacto directo en el resultado final.
Una vez que los artesanios terminan su trabajo, el producto puede ser revisado por la pantalla que proyecta el <i>fashion film</i>donde Penélope Cruz y Brad Pitt hacen un tributo a la película <i>Un hombre y una mujer</i> (1966), de Claude Lelouch, y de paso al clásico 11.12.
Para lograr esta perfección, cada artesano debe ser entrenado en los talleres entre cuatro y cinco años, independientemente de sus habilidades previas. La idea es que finalmente puedan hacer un bolso de la A a la Z, pero es un aprendizaje gradual.
En el taller de preparación del bolso 11.12, todos están ocupados en sus operaciones específicas, cada una con su propia complejidad y demanda de precisión. Una artesana termina el acolchado de un bolso, coloca el bolsillo frontal y posiciona el cierre.
Una de las áreas más complicadas es darle la vuelta al bolso para coserlo del revés. El proceso requiere habilidad y destreza, ya que cada bolso debe tener una cadena robusta que aguante. Una vez completado este paso, se somete el producto a pruebas de resistencia de peso y temperatura en las que un robot replica el uso del bolso que está pensado para durar varias vidas.
La casa sostiene que ningún bolso que sale de la manufactura es igual a otro. "No se trata de hacer una copia y pega, eso sería muy fácil", explica Bruno Pavlovsky, presidente de Chanel. "Si miras bien cada uno de nuestros bolsos, incluyendo los más icónicos, son ligeramente diferentes entre sí, sencillamente porque están hechos a mano y eso implica una parte emocional."