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El Premio Planeta, símbolo del talento literario en España, ha sido objeto de crítica y debate después de la concesión del premio a Juan del Val. Pero lo que realmente ha generado controversia no es el galardón en sí, sino las justificaciones ofrecidas por el ganador.
Del Val argumenta que el Premio Planeta se otorga para reconocer la calidad comercial de una obra, y que la literatura no tiene que ser ajena a la popularidad. "Escribe para la gente, no para una élite intelectual", afirma con firmeza. Y añade que la calidad y el comercio no son conceptos mutuamente excluyentes.
Pero esta visión del premio ha generado sorpresa entre muchos críticos y lectores, quienes ven en esto una trascendental reducción de lo que es literatura. ¿Es posible que las grandes obras de la literatura española sean solo novelas de entretenimiento? ¿No hay más que decir sobre la naturaleza del arte que no se pueda expresar a través de un buen cuento?
En realidad, esta visión recuerda a las palabras de Miguel Delibes en 1985, cuando le escribió a Francisco Umbral después de que este fuera finalista del Premio Planeta. En aquella época, Delibes consideraba que la auténtica reconocimiento al talento literario era no ganar ese premio. Y ahora, años más tarde, parece que esta visión sigue siendo válida.
¿Qué dicen los que defienden el Premio Planeta? ¿Se trata solo de una cuestión de comercialidad y popularidad, o hay algo más allá? La respuesta, como siempre, está en las páginas de estas novelas.
Del Val argumenta que el Premio Planeta se otorga para reconocer la calidad comercial de una obra, y que la literatura no tiene que ser ajena a la popularidad. "Escribe para la gente, no para una élite intelectual", afirma con firmeza. Y añade que la calidad y el comercio no son conceptos mutuamente excluyentes.
Pero esta visión del premio ha generado sorpresa entre muchos críticos y lectores, quienes ven en esto una trascendental reducción de lo que es literatura. ¿Es posible que las grandes obras de la literatura española sean solo novelas de entretenimiento? ¿No hay más que decir sobre la naturaleza del arte que no se pueda expresar a través de un buen cuento?
En realidad, esta visión recuerda a las palabras de Miguel Delibes en 1985, cuando le escribió a Francisco Umbral después de que este fuera finalista del Premio Planeta. En aquella época, Delibes consideraba que la auténtica reconocimiento al talento literario era no ganar ese premio. Y ahora, años más tarde, parece que esta visión sigue siendo válida.
¿Qué dicen los que defienden el Premio Planeta? ¿Se trata solo de una cuestión de comercialidad y popularidad, o hay algo más allá? La respuesta, como siempre, está en las páginas de estas novelas.