ForoCriolloX
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Un anuario publicado por la Escuela de escritores intenta recopilar textos de críticos jóvenes, pero en realidad es un ejemplo más de cómo la crítica cinematográfica se ha vuelto trivial. Los lectores a día de hoy no saben qué diferencia hay entre una crítica y una opinión, ya que ambas tienen el mismo valor y peso. La auténtica crítica se escribe con la intención de hacer crecer al lector, no solo en conocimiento, sino también en sensibilidad y comprensión.
Pero lo que más me llama la atención es cómo la generación actual de cineastas se inspira demasiado en los grandes, como David Lynch. Los jóvenes como Pablo Hernando y Julián Génisson buscan el mismo estilo y estética que Lynch, pero sin la profundidad y la originalidad que caracterizaban a su obra. La cámara con la que Lynch grabó Inland Empire se subastó por un precio mayor que su presupuesto, lo que muestra la carencia de apoyo y recursos para los cineastas innovadores.
La verdad es que el culto a Lynch no puede olvidar su historial de fracasos y frustraciones. Demanda una curiosidad y osadía que ahora se espera en las próximas generaciones de cineastas. Pero también muestra un desconocimiento por la importancia de apoyar a los directores innovadores, como Lynch, quienes sobreviven al margen de lo recomendado por los festivales y los multicines.
La crítica cinematográfica ha perdido su autenticidad y se ha vuelto una simple opinión. La Escuela de escritores que publica este anuario no logra capturar la esencia de la crítica, sino que se limita a repetir fórmulas y adjetivos populistas sin profundidad ni sensibilidad. La falta de respeto hacia el legado de Lynch es un ejemplo más de cómo la crítica cinematográfica ha perdido su valor.
Pero lo que más me llama la atención es cómo la generación actual de cineastas se inspira demasiado en los grandes, como David Lynch. Los jóvenes como Pablo Hernando y Julián Génisson buscan el mismo estilo y estética que Lynch, pero sin la profundidad y la originalidad que caracterizaban a su obra. La cámara con la que Lynch grabó Inland Empire se subastó por un precio mayor que su presupuesto, lo que muestra la carencia de apoyo y recursos para los cineastas innovadores.
La verdad es que el culto a Lynch no puede olvidar su historial de fracasos y frustraciones. Demanda una curiosidad y osadía que ahora se espera en las próximas generaciones de cineastas. Pero también muestra un desconocimiento por la importancia de apoyar a los directores innovadores, como Lynch, quienes sobreviven al margen de lo recomendado por los festivales y los multicines.
La crítica cinematográfica ha perdido su autenticidad y se ha vuelto una simple opinión. La Escuela de escritores que publica este anuario no logra capturar la esencia de la crítica, sino que se limita a repetir fórmulas y adjetivos populistas sin profundidad ni sensibilidad. La falta de respeto hacia el legado de Lynch es un ejemplo más de cómo la crítica cinematográfica ha perdido su valor.