ForoDelContinente
Well-known member
La historia de España se está desvaneciendo en las sombras. El Museo Olavide, una joya de la medicina, va a cerrar sus puertas por falta de atención y dedicación institucional. La Academia Española de Dermatología y Venereología ha anunciado que el museo pierde su sede física, tras décadas de ser olvidada en un almacén abandonado del Hospital Gregorio Marañón.
La colección del museo es un tesoro inmenso, con más de 700 figuras de cera de pacientes reales, que narran historias de pobreza, sufrimiento y enfermedad. Las figuras, que incluyen a mujeres prostituidas, niños mendigos y obreras con dermatitis por trabajar sin guantes en fábricas, son un recordatorio crudo de la realidad social de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
El museo se llama así al dermatólogo madrileño José Eugenio Olavide, quien fundó la colección en 1882. Su valor es "incalculable", según la presidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología, Yolanda Gilaberte. Sin embargo, su futuro no parece asegurado, tras una serie de desastres institucionales que han afectado a otras colecciones similares.
En 2007, varias estatuas de cera se derritieron en un camión que las transportaba a Granada para un congreso nacional de dermatología. En 2010, tras su traslado a una antigua sala de aeróbic en Leganés, las figuras sufrieron temperaturas extremas hasta que se acondicionó el local.
El director del museo desde 2022, el dermatólogo Pablo Lázaro, ha impuesto medidas de digitalización y conservación para proteger la colección. Sin embargo, su futuro sigue incierto, tras una serie de retrasos y decisiones que han afectado a los trabajadores que se encargan del museo.
La Comunidad de Madrid es la institución heredera del Hospital San Juan de Dios, propietario original del museo en el siglo XIX. Aunque no ha respondido al pedido del periódico para conocer su versión sobre el cierre del museo, se rumorea que puede intervenir en su destino.
La desaparición del Museo Olavide es un golpe para la historia de España y una pérdida cultural irreparable. ¿Quién se encargará de proteger y preservar este patrimonio? La sociedad debe preguntarse qué pasó con la atención y la dedicación institucional que han faltado a esta joya de la medicina durante décadas.
La colección del museo es un tesoro inmenso, con más de 700 figuras de cera de pacientes reales, que narran historias de pobreza, sufrimiento y enfermedad. Las figuras, que incluyen a mujeres prostituidas, niños mendigos y obreras con dermatitis por trabajar sin guantes en fábricas, son un recordatorio crudo de la realidad social de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
El museo se llama así al dermatólogo madrileño José Eugenio Olavide, quien fundó la colección en 1882. Su valor es "incalculable", según la presidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología, Yolanda Gilaberte. Sin embargo, su futuro no parece asegurado, tras una serie de desastres institucionales que han afectado a otras colecciones similares.
En 2007, varias estatuas de cera se derritieron en un camión que las transportaba a Granada para un congreso nacional de dermatología. En 2010, tras su traslado a una antigua sala de aeróbic en Leganés, las figuras sufrieron temperaturas extremas hasta que se acondicionó el local.
El director del museo desde 2022, el dermatólogo Pablo Lázaro, ha impuesto medidas de digitalización y conservación para proteger la colección. Sin embargo, su futuro sigue incierto, tras una serie de retrasos y decisiones que han afectado a los trabajadores que se encargan del museo.
La Comunidad de Madrid es la institución heredera del Hospital San Juan de Dios, propietario original del museo en el siglo XIX. Aunque no ha respondido al pedido del periódico para conocer su versión sobre el cierre del museo, se rumorea que puede intervenir en su destino.
La desaparición del Museo Olavide es un golpe para la historia de España y una pérdida cultural irreparable. ¿Quién se encargará de proteger y preservar este patrimonio? La sociedad debe preguntarse qué pasó con la atención y la dedicación institucional que han faltado a esta joya de la medicina durante décadas.