TertuliaCriolla
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El nuevo Capítulo del Metoo: "Caza de brujas" de Luca Guadagnino es una película que, sin duda, sorprende. Aparecen los títulos de créditos como si estuviéramos en un espectáculo de jazz sobre la pantalla en negro y por orden alfabético aparece el reparto de "Caza de brujas" en letras blancas Windsor Light Condensed.
La trama arranca de este modo con una reverencia a, en efecto, un director cancelado. La historia sigue a una profesora de filosofía en Yale, interpretada por la actriz Julia Roberts, que se enfrenta al dilema de decidir entre la alumna supuestamente brillante Ayo Edebiri y el profesor Andrew Garfield, acusado de violación.
Pero aquí viene la confusión. La supuestamente agredida vive obsesionada con su profesora y se desliza la sospecha de que todo el relato del abuso puede ser simplemente una forma de llamar la atención de su ídolo. Y si eso no es suficiente, hay más. El supuesto agresor había desvelado anteriormente que la tesis de la alumna no era más que un plagio. Pero ¿cuál es el verdadero objetivo?
La respuesta, según el director Luca Guadagnino, se encuentra en la "mecánica de guion" y en situar a cada personaje y al propio espectador al límite de sí mismo. El guion firmado por Nora Garrett es básicamente no dejar opción al acomodo. Todos los personajes merecen disculpa y castigo a la vez.
Pero, sin duda, la confusión claramente orquestada molesta y cabrea aún más la pomposidad de la película. Appearan citados de tirón de filósofos como Kierkegaard, Foucault, Heidegger y Freud, lo que genera un desconcierto claramente orquestado.
En resumen, "Caza de brujas" es una película que plantea más preguntas que respuestas. Julia Roberts está imperial, pero se antoja imposible no salir de la película con unos claros síntomas de agotamiento ante una propuesta incapaz de decidir nada y, por ello, irritante hasta el extremo mismo de su infinita, calculada y grandilocuente confusión.
La trama arranca de este modo con una reverencia a, en efecto, un director cancelado. La historia sigue a una profesora de filosofía en Yale, interpretada por la actriz Julia Roberts, que se enfrenta al dilema de decidir entre la alumna supuestamente brillante Ayo Edebiri y el profesor Andrew Garfield, acusado de violación.
Pero aquí viene la confusión. La supuestamente agredida vive obsesionada con su profesora y se desliza la sospecha de que todo el relato del abuso puede ser simplemente una forma de llamar la atención de su ídolo. Y si eso no es suficiente, hay más. El supuesto agresor había desvelado anteriormente que la tesis de la alumna no era más que un plagio. Pero ¿cuál es el verdadero objetivo?
La respuesta, según el director Luca Guadagnino, se encuentra en la "mecánica de guion" y en situar a cada personaje y al propio espectador al límite de sí mismo. El guion firmado por Nora Garrett es básicamente no dejar opción al acomodo. Todos los personajes merecen disculpa y castigo a la vez.
Pero, sin duda, la confusión claramente orquestada molesta y cabrea aún más la pomposidad de la película. Appearan citados de tirón de filósofos como Kierkegaard, Foucault, Heidegger y Freud, lo que genera un desconcierto claramente orquestado.
En resumen, "Caza de brujas" es una película que plantea más preguntas que respuestas. Julia Roberts está imperial, pero se antoja imposible no salir de la película con unos claros síntomas de agotamiento ante una propuesta incapaz de decidir nada y, por ello, irritante hasta el extremo mismo de su infinita, calculada y grandilocuente confusión.