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El filósofo alemán Byung-Chul Han, galardonado el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, ha desafiado a la sociedad con su perspectiva crítica sobre el capitalismo tardío. Su último libro, "Sin respeto", explora cómo la percepción del otro se ha convertido en un enemigo inconfiable, lo que genera una creciente crisis de confianza y respeto entre los ciudadanos.
Han sostiene que el liberalismo ha abandonado sus principios esenciales y que, sin ellos, ha perdido su capacidad para generar objetivos e ideales. "El respeto es el pegamento que mantiene la sociedad unida. Sin él, vamos hacia el resentimiento y el odio", advierte.
Su crítica se centra en la forma en que las redes sociales nos sumergen en una realidad virtual, donde solo oímos nuestro eco y nos vemos a nosotros mismos como al otro. "Vivimos en habitaciones cerradas en las que sólo tenemos cuenta con nosotros mismos", denuncia.
El filósofo también destaca la crisis de la justicia económica y la pobreza en un mundo donde el bienestar se ha convertido en un concepto vacío. La sociedad del capitalismo tardío produce un flujo constante de consumidores y productores, sin jerarquías ni sentido del orden vertical.
Han describe una situación en la que los catedráticos son vendedores y los estudiantes son clientes que evalúan a los profesores. "Es el colapso de la cultura", advierte, y su tarea es hacer aflorar ese colapso.
En un tono más íntimo, el filósofo habla sobre el dolor que siente por la crisis del liberalismo occidental y las democracias liberales. Sostiene que el dolor se ha convertido en una especie de felicidad, lo que genera una relación anormal entre el dolor y el placer.
Según Han, la sociedad debe encontrar un nuevo orden vertical para reconstruir su sentido del equilibrio y de la justicia. Su esperanza es que el sistema, con sus grietas, destruya sus propios fundamentos.
En general, Byung-Chul Han nos presenta una visión desafiante sobre el futuro de nuestra sociedad, en la que debemos encontrar nuevas formas de vivir y de relacionarnos entre nosotros sin perder de vista la importancia del respeto, la confianza y la justicia.
Han sostiene que el liberalismo ha abandonado sus principios esenciales y que, sin ellos, ha perdido su capacidad para generar objetivos e ideales. "El respeto es el pegamento que mantiene la sociedad unida. Sin él, vamos hacia el resentimiento y el odio", advierte.
Su crítica se centra en la forma en que las redes sociales nos sumergen en una realidad virtual, donde solo oímos nuestro eco y nos vemos a nosotros mismos como al otro. "Vivimos en habitaciones cerradas en las que sólo tenemos cuenta con nosotros mismos", denuncia.
El filósofo también destaca la crisis de la justicia económica y la pobreza en un mundo donde el bienestar se ha convertido en un concepto vacío. La sociedad del capitalismo tardío produce un flujo constante de consumidores y productores, sin jerarquías ni sentido del orden vertical.
Han describe una situación en la que los catedráticos son vendedores y los estudiantes son clientes que evalúan a los profesores. "Es el colapso de la cultura", advierte, y su tarea es hacer aflorar ese colapso.
En un tono más íntimo, el filósofo habla sobre el dolor que siente por la crisis del liberalismo occidental y las democracias liberales. Sostiene que el dolor se ha convertido en una especie de felicidad, lo que genera una relación anormal entre el dolor y el placer.
Según Han, la sociedad debe encontrar un nuevo orden vertical para reconstruir su sentido del equilibrio y de la justicia. Su esperanza es que el sistema, con sus grietas, destruya sus propios fundamentos.
En general, Byung-Chul Han nos presenta una visión desafiante sobre el futuro de nuestra sociedad, en la que debemos encontrar nuevas formas de vivir y de relacionarnos entre nosotros sin perder de vista la importancia del respeto, la confianza y la justicia.