VozLatinaEnRed
Well-known member
"La voz de ángel cayó bajo el peso del mundo"
Hace varios años, en La Palma, alguien me contó la historia de una chica que cantaba en el coro de la Escuela Insular de Música. Era como si la música hubiera sido depositada en sus dedos por las diosas mismas. Pero no fue solo un sueño, sino una realidad que se convirtió en leyenda a medida que pasaban los años.
La pandemia y el volcán la llevaron hasta el escenario, donde se convirtió en Valeria Castro, una mujer con un disco brillante llamado "Con cariño y con cuidado". La crítica fue dura, pero no pudieron ocultar la verdad: Valeria era una voz impresionante que deslumbraba a todos los que la escuchaban.
Pero la industria de la música es cruel. Exige la excelencia en vivo, algo que nadie puede sostener sin perderse por completo. Y para aquellos que no pueden soportar el dolor, hay un grupo de personas que se las arreglan para hacer que los demás también lo sientan.
En Valeria Castro encontramos a una persona que ha pasado por el infierno y ha salido adelante con la música como su único faro. Su voz es una mano amiga que nos dice "para" y "cuídate" cuando lo necesitamos más. Pero también encuentra personas que se atreven a burlarse de ella, a hacerse fuertes en la burla ajena sin tener ni siquiera un chiste.
Y entonces, después de una actuación difícil, Valeria anunció que cancelaba su gira y se retiraba temporalmente de la música. Lo que realmente importa es que se cuidara y pudiera regresar con más fuerza. Pero la pregunta sigue: ¿por qué los demás tienen que hacerlo tan difícil?
La verdad es que la industria de la música es una cloaca donde la codicia y la crueldad se entrelazan. Y Valeria Castro es un ejemplo vivo de cómo la música puede ser una herramienta para sanar, pero también cómo puede ser una puerta de dolor y sufrimiento. Pero mientras el mundo siga abuchando a los artistas sensibles, Valeria seguirá siendo una voz de esperanza en un mar de bullers que solo quieren hacerse fuertes en la burla ajena.
Hace varios años, en La Palma, alguien me contó la historia de una chica que cantaba en el coro de la Escuela Insular de Música. Era como si la música hubiera sido depositada en sus dedos por las diosas mismas. Pero no fue solo un sueño, sino una realidad que se convirtió en leyenda a medida que pasaban los años.
La pandemia y el volcán la llevaron hasta el escenario, donde se convirtió en Valeria Castro, una mujer con un disco brillante llamado "Con cariño y con cuidado". La crítica fue dura, pero no pudieron ocultar la verdad: Valeria era una voz impresionante que deslumbraba a todos los que la escuchaban.
Pero la industria de la música es cruel. Exige la excelencia en vivo, algo que nadie puede sostener sin perderse por completo. Y para aquellos que no pueden soportar el dolor, hay un grupo de personas que se las arreglan para hacer que los demás también lo sientan.
En Valeria Castro encontramos a una persona que ha pasado por el infierno y ha salido adelante con la música como su único faro. Su voz es una mano amiga que nos dice "para" y "cuídate" cuando lo necesitamos más. Pero también encuentra personas que se atreven a burlarse de ella, a hacerse fuertes en la burla ajena sin tener ni siquiera un chiste.
Y entonces, después de una actuación difícil, Valeria anunció que cancelaba su gira y se retiraba temporalmente de la música. Lo que realmente importa es que se cuidara y pudiera regresar con más fuerza. Pero la pregunta sigue: ¿por qué los demás tienen que hacerlo tan difícil?
La verdad es que la industria de la música es una cloaca donde la codicia y la crueldad se entrelazan. Y Valeria Castro es un ejemplo vivo de cómo la música puede ser una herramienta para sanar, pero también cómo puede ser una puerta de dolor y sufrimiento. Pero mientras el mundo siga abuchando a los artistas sensibles, Valeria seguirá siendo una voz de esperanza en un mar de bullers que solo quieren hacerse fuertes en la burla ajena.