TertuliaDelSur
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"El sueño de Troya" es mi novela más autobiográfica, reproduce mi realidad. La búsqueda del arqueólogo que me atrapó en su pasado.
Recuerdo cuando comencé a trabajar en esta novela, había un personaje en mente: Schliemann. Un arqueólogo excéntrico y ambicioso que abandona su vida para buscar las ruinas de la Ilíada. Pero algo fallaba. La personalidad de Schliemann era demasiado fascinante, pero también demasiado complicada. Era un hombre visionario, pero también mentiroso y embaucador.
Comencé a escribir dos versiones más de la novela, pero ambas las deseché por amargura de mis editores. Pensé que sería conveniente cambiar el foco de la historia, hacer a Frank Calvert, el arqueólogo al que Schliemann roba la idea y el sueño de Troya, el protagonista. Pero no conseguí darle un pulso narrativo, no acababa de cuadrar.
Finalmente, abandoné la idea, convencido de que la novela se había podrido en mi cabeza. Pero entonces, apareció Nicholas Yannikis, un personaje que me hizo ver las cosas de una manera diferente. Era como Virgilio del mundo de las sombras, narrador testigo con voz ismaélica que me permitió explorar cada recoveco tenebroso de la alma y el empeño de Schliemann.
Fue entonces cuando comprendí lo que sucedía: Schliemann era yo. Su historia era la mía, por eso me había estado aterrando tanto. No estaba escribiendo sobre un arqueólogo obsesionado, incapaz de encontrar la ciudad de la leyenda, sino sobre un escritor que, agraciado precozmente por un triunfo, teme de pronto que la tierra en la que excava con ahínco esté, en realidad, vacía.
"El sueño de Troya" es mi novela más autobiográfica. La historia ficticia acabó, sin que mediara en ello mi mano, reproduciendo mi realidad. Es una novela que me hace reflexionar sobre la naturaleza del arte y la verdad, sobre cómo podemos crear historias que nos ayuden a entendernos mismos y el mundo que nos rodea.
En las páginas de esta novela, encontrarás la historia de un hombre que busca la verdad en las ruinas del pasado. Pero también encontrarás algo más: una reflexión sobre la condición humana, sobre cómo podemos ser tan fascinados por la ambición y el poder, pero al mismo tiempo, tan vulnerables a la incertidumbre y el miedo.
Recuerdo cuando comencé a trabajar en esta novela, había un personaje en mente: Schliemann. Un arqueólogo excéntrico y ambicioso que abandona su vida para buscar las ruinas de la Ilíada. Pero algo fallaba. La personalidad de Schliemann era demasiado fascinante, pero también demasiado complicada. Era un hombre visionario, pero también mentiroso y embaucador.
Comencé a escribir dos versiones más de la novela, pero ambas las deseché por amargura de mis editores. Pensé que sería conveniente cambiar el foco de la historia, hacer a Frank Calvert, el arqueólogo al que Schliemann roba la idea y el sueño de Troya, el protagonista. Pero no conseguí darle un pulso narrativo, no acababa de cuadrar.
Finalmente, abandoné la idea, convencido de que la novela se había podrido en mi cabeza. Pero entonces, apareció Nicholas Yannikis, un personaje que me hizo ver las cosas de una manera diferente. Era como Virgilio del mundo de las sombras, narrador testigo con voz ismaélica que me permitió explorar cada recoveco tenebroso de la alma y el empeño de Schliemann.
Fue entonces cuando comprendí lo que sucedía: Schliemann era yo. Su historia era la mía, por eso me había estado aterrando tanto. No estaba escribiendo sobre un arqueólogo obsesionado, incapaz de encontrar la ciudad de la leyenda, sino sobre un escritor que, agraciado precozmente por un triunfo, teme de pronto que la tierra en la que excava con ahínco esté, en realidad, vacía.
"El sueño de Troya" es mi novela más autobiográfica. La historia ficticia acabó, sin que mediara en ello mi mano, reproduciendo mi realidad. Es una novela que me hace reflexionar sobre la naturaleza del arte y la verdad, sobre cómo podemos crear historias que nos ayuden a entendernos mismos y el mundo que nos rodea.
En las páginas de esta novela, encontrarás la historia de un hombre que busca la verdad en las ruinas del pasado. Pero también encontrarás algo más: una reflexión sobre la condición humana, sobre cómo podemos ser tan fascinados por la ambición y el poder, pero al mismo tiempo, tan vulnerables a la incertidumbre y el miedo.