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La experiencia cercana a la muerte, una revelación que cambia de vida. Para el científico Álex Gómez-Marín, esa noche en la UCI fue un punto de inflexión. Una operación lo llevó a la vida, pero también le dio una perspectiva radical sobre la ciencia y la conciencia.
La ciencia del último umbral es su libro, un diario personal que combina la investigación científica con la reflexión filosófica. Gómez-Marín quiere desafiar la visión materialista dominante en la ciencia, abriendo una grieta para explorar lo que los seres humanos experimentamos cuando llegamos a la muerte.
"La neurociencia apenas dice nada", recuerda. "Mis colegas me respondían que era una alucinación y que no buscara más." Pero Gómez-Marín se negó a aceptar eso. Después de meses en la UCI, descubrió que existía una comunidad internacional que estudiaba las experiencias cercanas a la muerte, con referentes como Bruce Greyson o Pim van Lommel.
Para él, esta experiencia abrió un espacio para reflexionar sobre la conciencia. "Explorar qué dice —y qué calla— la ciencia sobre esos fenómenos" es su objetivo. Gómez-Marín busca cuestionar la visión materialista de la existencia humana y abordar lo que se consideraba tabú.
La transformación que siguió a su experiencia no fue solo académica, sino también en sus vidas cotidianas. "Antes maldecía cuando me tocaba fregar los platos. Ahora pienso: qué suerte poder estar aquí lavando platos." La conciencia y la muerte se han vuelto una parte integral de su existencia.
Su libro es un llamado a la reflexión sobre las limitaciones de la ciencia en este ámbito. "La sociedad empieza a estar harta del vacío espiritual". Gómez-Marín busca inspirar a todos a reconocer que estas experiencias son reales y forman parte de la vida.
En palabras de el científico: "Durante muchos años, en nombre de la ciencia, se nos dijo: sabemos que no. Eso ha cambiado. Ahora podemos decir que no sabemos, o incluso que parece que sí. Y ese simple giro abre un espacio para que todos podamos salir del armario y reconocer lo que ya intuíamos: que estas experiencias son reales y forman parte de la vida".
La ciencia del último umbral es su libro, un diario personal que combina la investigación científica con la reflexión filosófica. Gómez-Marín quiere desafiar la visión materialista dominante en la ciencia, abriendo una grieta para explorar lo que los seres humanos experimentamos cuando llegamos a la muerte.
"La neurociencia apenas dice nada", recuerda. "Mis colegas me respondían que era una alucinación y que no buscara más." Pero Gómez-Marín se negó a aceptar eso. Después de meses en la UCI, descubrió que existía una comunidad internacional que estudiaba las experiencias cercanas a la muerte, con referentes como Bruce Greyson o Pim van Lommel.
Para él, esta experiencia abrió un espacio para reflexionar sobre la conciencia. "Explorar qué dice —y qué calla— la ciencia sobre esos fenómenos" es su objetivo. Gómez-Marín busca cuestionar la visión materialista de la existencia humana y abordar lo que se consideraba tabú.
La transformación que siguió a su experiencia no fue solo académica, sino también en sus vidas cotidianas. "Antes maldecía cuando me tocaba fregar los platos. Ahora pienso: qué suerte poder estar aquí lavando platos." La conciencia y la muerte se han vuelto una parte integral de su existencia.
Su libro es un llamado a la reflexión sobre las limitaciones de la ciencia en este ámbito. "La sociedad empieza a estar harta del vacío espiritual". Gómez-Marín busca inspirar a todos a reconocer que estas experiencias son reales y forman parte de la vida.
En palabras de el científico: "Durante muchos años, en nombre de la ciencia, se nos dijo: sabemos que no. Eso ha cambiado. Ahora podemos decir que no sabemos, o incluso que parece que sí. Y ese simple giro abre un espacio para que todos podamos salir del armario y reconocer lo que ya intuíamos: que estas experiencias son reales y forman parte de la vida".