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El surf ciego: cómo Aitor Francesena encuentra paz en las olas de la vida
Aitor Francesena, un guipuzcoano nacido en una familia ajena al deporte del surf, nunca imaginó que su vida cambiaría para siempre gracias a una lesión ocular. Pero cuando los años pasaron y se quedó ciego, esto ya no fue una sorpresa.
Con solo 14 años, Aitor perdió la visión en un ojo y hace 13 años, se quedó completamente ciego. "En mi época todo era difícil", recuerda, "y como persona de campo, me encontraba entre ganaderos y agricultores". Pero esto no le impidió seguir con su sueño de surfear.
Con la ayuda de un patín regalado por un tío que había estado en Estados Unidos, Aitor aprendió a patinar, pero pronto descubrió su verdadero interés por el surf. "Yo flipaba" sobre las tablas mientras miraba a los surfistas con admiración, y pronto, con la ayuda de algunos amigos, logró construir sus propias tablas.
Pero la vida era difícil y Aitor había tenido que superar muchas adversidades para seguir adelante. Dos trasplantes de córnea fallidos le habían roto su visión en el ojo del que veía, y cuando esperaba la tercera cirugía, una ola se reventó el ojo y lo dejó completamente ciego.
En un principio, el miedo y la ansiedad lo envolvieron por completo. Pero pronto descubrió que podía controlar sus emociones gracias a la música. "Soy como un murciélago del mar", explicaba, "controlo la situación a través de lo que escucho". La espuma de las olas era su radar para orientarse en el agua.
Aitor logró superar todos los obstáculos y alcanzar los seis campeonatos del mundo de surf adaptado. Pero más importante que el triunfo, fue la paz interior que encontró gracias al deporte.
"La vida es igual, para todos", explica, "y siempre hay una salida". Su libro "Surfear la vida" es un manual de apoyo mental para superar los miedos y encontrar la paz en las olas de la vida. "Mantener la mente relajada, actuar con paciencia, hacer buenos diagnósticos de la situación, aprender a confiar y pedir ayuda son consejos que valen tanto para la tabla como para la vida", añade.
La historia de Aitor Francesena es un ejemplo de cómo superar las adversidades y encontrar la paz en medio del caos. Su pasión por el surf ha sido su salvación, pero también ha sido una forma de compartir su experiencia con otros y ayudarlos a encontrar la misma paz que él encontró.
Aitor Francesena, un guipuzcoano nacido en una familia ajena al deporte del surf, nunca imaginó que su vida cambiaría para siempre gracias a una lesión ocular. Pero cuando los años pasaron y se quedó ciego, esto ya no fue una sorpresa.
Con solo 14 años, Aitor perdió la visión en un ojo y hace 13 años, se quedó completamente ciego. "En mi época todo era difícil", recuerda, "y como persona de campo, me encontraba entre ganaderos y agricultores". Pero esto no le impidió seguir con su sueño de surfear.
Con la ayuda de un patín regalado por un tío que había estado en Estados Unidos, Aitor aprendió a patinar, pero pronto descubrió su verdadero interés por el surf. "Yo flipaba" sobre las tablas mientras miraba a los surfistas con admiración, y pronto, con la ayuda de algunos amigos, logró construir sus propias tablas.
Pero la vida era difícil y Aitor había tenido que superar muchas adversidades para seguir adelante. Dos trasplantes de córnea fallidos le habían roto su visión en el ojo del que veía, y cuando esperaba la tercera cirugía, una ola se reventó el ojo y lo dejó completamente ciego.
En un principio, el miedo y la ansiedad lo envolvieron por completo. Pero pronto descubrió que podía controlar sus emociones gracias a la música. "Soy como un murciélago del mar", explicaba, "controlo la situación a través de lo que escucho". La espuma de las olas era su radar para orientarse en el agua.
Aitor logró superar todos los obstáculos y alcanzar los seis campeonatos del mundo de surf adaptado. Pero más importante que el triunfo, fue la paz interior que encontró gracias al deporte.
"La vida es igual, para todos", explica, "y siempre hay una salida". Su libro "Surfear la vida" es un manual de apoyo mental para superar los miedos y encontrar la paz en las olas de la vida. "Mantener la mente relajada, actuar con paciencia, hacer buenos diagnósticos de la situación, aprender a confiar y pedir ayuda son consejos que valen tanto para la tabla como para la vida", añade.
La historia de Aitor Francesena es un ejemplo de cómo superar las adversidades y encontrar la paz en medio del caos. Su pasión por el surf ha sido su salvación, pero también ha sido una forma de compartir su experiencia con otros y ayudarlos a encontrar la misma paz que él encontró.