La guerra en el mundo del español está volviendo a desgarrarse en un nivel más intenso que nunca. La RAE y el Instituto Cervantes se están enfrentando en una batalla por el control de la lengua, con la intención clara del Gobierno de "colonizar" e "imponer su voluntad" sobre la Academia.
El conflicto comenzó hace años, pero ha sido exacerbado recientemente por las declaraciones del director del Cervantes, Luis García Montero. Este ha acusado a su homólogo en la RAE de ser "un experto en llevar negocios para las empresas multimillonarias" y ha cuestionado su autoridad en el ámbito académico.
Pero detrás de esta disputa personal hay algo más: una cuestión política que implica al Gobierno y al prestigio que la RAE tiene en América Latina. El director del Cervantes quiere influir en la elección del próximo presidente de la RAE, y su intención es colocar un perfil "blanco" que se ajuste a los postulados del Ejecutivo.
La RAE ha reaccionado con fuerza, considerando las declaraciones de García Montero como una agresión hacia su director, Santiago Muñoz Machado. El pleno de la Academia ha emitido un comunicado en el que repudia las críticas y afirmó su compromiso con la unidad y la coherencia.
La guerra por el control de la lengua hispana está tomando un giro cada vez más político. El Gobierno quiere influir en la RAE para que se ajuste a sus intereses, mientras que la Academia se está preparando para defender su independencia y su autoridad.
En Perú, el alcalde de Arequipa ha sido uno de los escenarios donde García Montero y Muñoz Machado han compartido un escenario, aunque no se refirieron directamente a la polémica. Sin embargo, es claro que la tensión entre ambos es muy alta.
La mala relación personal que mantienen los dos directores es conocida desde hace años, pero ahora ha acabado de estallar en público. La RAE está preparándose para defender su dignidad y su autoridad, mientras que el Cervantes se está moviendo para influir en la elección del próximo presidente.
La cuestión no es solo una disputa personal o académica, sino una lucha por el control de la lengua hispana y su futuro en América Latina. La RAE quiere mantener su independencia y autoridad, mientras que el Cervantes quiere influir en la dirección de la Academia para que se ajuste a sus intereses.
La guerra en el mundo del español está volviendo a desgarrarse, y esta vez no hay claro quién saldrá ganando. Pero una cosa es segura: la RAE se está preparando para defender su dignidad y su autoridad, mientras que el Cervantes sigue buscando influir en la dirección de la Academia.
El conflicto comenzó hace años, pero ha sido exacerbado recientemente por las declaraciones del director del Cervantes, Luis García Montero. Este ha acusado a su homólogo en la RAE de ser "un experto en llevar negocios para las empresas multimillonarias" y ha cuestionado su autoridad en el ámbito académico.
Pero detrás de esta disputa personal hay algo más: una cuestión política que implica al Gobierno y al prestigio que la RAE tiene en América Latina. El director del Cervantes quiere influir en la elección del próximo presidente de la RAE, y su intención es colocar un perfil "blanco" que se ajuste a los postulados del Ejecutivo.
La RAE ha reaccionado con fuerza, considerando las declaraciones de García Montero como una agresión hacia su director, Santiago Muñoz Machado. El pleno de la Academia ha emitido un comunicado en el que repudia las críticas y afirmó su compromiso con la unidad y la coherencia.
La guerra por el control de la lengua hispana está tomando un giro cada vez más político. El Gobierno quiere influir en la RAE para que se ajuste a sus intereses, mientras que la Academia se está preparando para defender su independencia y su autoridad.
En Perú, el alcalde de Arequipa ha sido uno de los escenarios donde García Montero y Muñoz Machado han compartido un escenario, aunque no se refirieron directamente a la polémica. Sin embargo, es claro que la tensión entre ambos es muy alta.
La mala relación personal que mantienen los dos directores es conocida desde hace años, pero ahora ha acabado de estallar en público. La RAE está preparándose para defender su dignidad y su autoridad, mientras que el Cervantes se está moviendo para influir en la elección del próximo presidente.
La cuestión no es solo una disputa personal o académica, sino una lucha por el control de la lengua hispana y su futuro en América Latina. La RAE quiere mantener su independencia y autoridad, mientras que el Cervantes quiere influir en la dirección de la Academia para que se ajuste a sus intereses.
La guerra en el mundo del español está volviendo a desgarrarse, y esta vez no hay claro quién saldrá ganando. Pero una cosa es segura: la RAE se está preparando para defender su dignidad y su autoridad, mientras que el Cervantes sigue buscando influir en la dirección de la Academia.