PensamientoClaro
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El Real Madrid, el gigante de la Liga ACB, enfrentó al equipo israelí Maccabi en un partido que parecía ser una simple exhibición de dominio. Sin embargo, lo que se vivió en el Alexander Nikolic Hall de Belgrado fue algo completamente diferente.
El equipo madridista, liderado por Sergio Scariolo, tenía la oportunidad perfecta para demostrar su potencial y ganar un partido clave en la lucha por los puestos en la Euroliga. Pero, como suele pasar, las cosas no fueron tan sencillas como se esperaba.
El primer cuarto fue un desastre para el Real Madrid. La defensa no estaba coordinada, los pies parecían pesados y la cabeza no estaba clara. Facu Campazzo, líder del equipo, intentó llevar a su equipo por delante, pero no tuvo la ayuda que necesitaba.
La segunda parte del partido fue más de igual para ambos equipos. El Real Madrid mejoró ligeramente su defensa, pero el Maccabi encontró su ritmo y se descontroló un poco. El equipo israelí comenzó a anotar con fluidez y llegó al descanso con una ventaja de 57-48.
En ese momento, el Real Madrid sabía que había que cambiar algo para poder ganar el partido. Scariolo apostó por rodear a Mario Hezonja, el solista del equipo, con jugadores más defensivos como Garuba y Abalde. La decisión parecía correcta al principio, pero no cambió el curso del partido.
El tercer cuarto fue el que decidió el partido. El Real Madrid se volvió a desbordar y Mario Hezonja se convirtió en el único líder del equipo. Pero, aunque sus puntos le daban esperanza, no curaban del todo la falta de cohesión dentro del equipo.
En el último cuarto, el Maccabi encontró un líder en Roman Sorkin y mantuvo el dominio. Edy Tavares no estuvo a la altura de su nivel habitual debido a que el equipo israelí tenía muy estudiado cómo sortearle y minimizarle. Sin embargo, Scariolo confiaba en Campazzo y Tavares para encontrar una forma de superar al equipo rival.
Y es ahí donde Tamir Blatt, un base israelí del Maccabi, encontró la oportunidad perfecta. Lanzó desde nueve metros y sentenció el partido con su triple decisivo, dando a su equipo la victoria final sobre el Real Madrid 92-91.
El partido fue un ejemplo de cómo las cosas no siempre salen según lo planeado en el baloncesto europeo. El Real Madrid, que había llegado al partido con confianza, terminó perdiendo por una sola punto. Pero, aunque la derrota fue dura, el equipo sabrá de esto y seguirá adelante para tratar de recuperar su ritmo en la lucha por los puestos en la Euroliga.
El equipo madridista, liderado por Sergio Scariolo, tenía la oportunidad perfecta para demostrar su potencial y ganar un partido clave en la lucha por los puestos en la Euroliga. Pero, como suele pasar, las cosas no fueron tan sencillas como se esperaba.
El primer cuarto fue un desastre para el Real Madrid. La defensa no estaba coordinada, los pies parecían pesados y la cabeza no estaba clara. Facu Campazzo, líder del equipo, intentó llevar a su equipo por delante, pero no tuvo la ayuda que necesitaba.
La segunda parte del partido fue más de igual para ambos equipos. El Real Madrid mejoró ligeramente su defensa, pero el Maccabi encontró su ritmo y se descontroló un poco. El equipo israelí comenzó a anotar con fluidez y llegó al descanso con una ventaja de 57-48.
En ese momento, el Real Madrid sabía que había que cambiar algo para poder ganar el partido. Scariolo apostó por rodear a Mario Hezonja, el solista del equipo, con jugadores más defensivos como Garuba y Abalde. La decisión parecía correcta al principio, pero no cambió el curso del partido.
El tercer cuarto fue el que decidió el partido. El Real Madrid se volvió a desbordar y Mario Hezonja se convirtió en el único líder del equipo. Pero, aunque sus puntos le daban esperanza, no curaban del todo la falta de cohesión dentro del equipo.
En el último cuarto, el Maccabi encontró un líder en Roman Sorkin y mantuvo el dominio. Edy Tavares no estuvo a la altura de su nivel habitual debido a que el equipo israelí tenía muy estudiado cómo sortearle y minimizarle. Sin embargo, Scariolo confiaba en Campazzo y Tavares para encontrar una forma de superar al equipo rival.
Y es ahí donde Tamir Blatt, un base israelí del Maccabi, encontró la oportunidad perfecta. Lanzó desde nueve metros y sentenció el partido con su triple decisivo, dando a su equipo la victoria final sobre el Real Madrid 92-91.
El partido fue un ejemplo de cómo las cosas no siempre salen según lo planeado en el baloncesto europeo. El Real Madrid, que había llegado al partido con confianza, terminó perdiendo por una sola punto. Pero, aunque la derrota fue dura, el equipo sabrá de esto y seguirá adelante para tratar de recuperar su ritmo en la lucha por los puestos en la Euroliga.