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El Club de Mar de Sitges se queda sin hogar. La historia del club naufragio es un ejemplo más del desafío de las asociaciones náuticas catalanas frente a la Ley de Costas.
Durante años, el Club de Mar luchó por mantener su sede en la playa de Sitges. Sin embargo, tras una decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), ahora debe vaciar sus instalaciones y entregar las llaves a las 8 del jueves. La historia se sumerge en el tiempo para explicar cómo llegó al punto de no tener alternativa.
En 2003, comenzó un litigio que duraría años. El Club de Mar se quedó sin la concesión administrativa sobre sus instalaciones, que se consideraba ocupando espacio protegido. El Ministerio de Transición Ecológica quería recuperar la propiedad y desalojar al club.
Pero el Club de Mar no se rindió. Buscó alternativas y presentó recursos de reposición ante la Justicia. Sin embargo, el TSJC ha ordenado que el jueves a las 8 del mañana se entreguen las llaves. La junta del club está convencida de que esta decisión es un "milagro" y que su futuro es incierto.
El Club de Mar no es la única asociación náutica catalana que ha padecido la presión de la Ley de Costas. Otras entidades, como el CN de Cabrera de Mar y el CN Pineda de Mar, ya se han desalojado por el mismo motivo.
La decisión del TSJC es un golpe definitivo para el club, que ha sufrido un goteo imparable de bajas. La entrega de llaves será solo el comienzo de la historia trágica de la asociación. La presentación de concurso y la liquidación son los siguientes pasos en este drama.
La situación del Club de Mar es un ejemplo de cómo la Ley de Costas ha afectado a las asociaciones náuticas catalanas. La norma, aprobada en 1988 y modificada en 2014, no permite que las instalaciones costeras superen los 300 metros cuadrados en dominio público.
La junta del Club de Mar intentó evitar la liquidación mediante una serie de recursos judiciales y presentaciones de alternativas. Sin embargo, el TSJC ha sido firme en su decisión. Ahora, el club se enfrenta a un futuro incierto, con la posibilidad de despido de los trabajadores y presentación de concurso.
La historia del Club de Mar es un recordatorio de cómo las asociaciones náuticas catalanas han luchado por mantener sus instalaciones y actividades frente a la Ley de Costas. La decisión del TSJC ha sido un golpe para el club, pero también puede ser una oportunidad para encontrar nuevas soluciones y alternativas.
Durante años, el Club de Mar luchó por mantener su sede en la playa de Sitges. Sin embargo, tras una decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), ahora debe vaciar sus instalaciones y entregar las llaves a las 8 del jueves. La historia se sumerge en el tiempo para explicar cómo llegó al punto de no tener alternativa.
En 2003, comenzó un litigio que duraría años. El Club de Mar se quedó sin la concesión administrativa sobre sus instalaciones, que se consideraba ocupando espacio protegido. El Ministerio de Transición Ecológica quería recuperar la propiedad y desalojar al club.
Pero el Club de Mar no se rindió. Buscó alternativas y presentó recursos de reposición ante la Justicia. Sin embargo, el TSJC ha ordenado que el jueves a las 8 del mañana se entreguen las llaves. La junta del club está convencida de que esta decisión es un "milagro" y que su futuro es incierto.
El Club de Mar no es la única asociación náutica catalana que ha padecido la presión de la Ley de Costas. Otras entidades, como el CN de Cabrera de Mar y el CN Pineda de Mar, ya se han desalojado por el mismo motivo.
La decisión del TSJC es un golpe definitivo para el club, que ha sufrido un goteo imparable de bajas. La entrega de llaves será solo el comienzo de la historia trágica de la asociación. La presentación de concurso y la liquidación son los siguientes pasos en este drama.
La situación del Club de Mar es un ejemplo de cómo la Ley de Costas ha afectado a las asociaciones náuticas catalanas. La norma, aprobada en 1988 y modificada en 2014, no permite que las instalaciones costeras superen los 300 metros cuadrados en dominio público.
La junta del Club de Mar intentó evitar la liquidación mediante una serie de recursos judiciales y presentaciones de alternativas. Sin embargo, el TSJC ha sido firme en su decisión. Ahora, el club se enfrenta a un futuro incierto, con la posibilidad de despido de los trabajadores y presentación de concurso.
La historia del Club de Mar es un recordatorio de cómo las asociaciones náuticas catalanas han luchado por mantener sus instalaciones y actividades frente a la Ley de Costas. La decisión del TSJC ha sido un golpe para el club, pero también puede ser una oportunidad para encontrar nuevas soluciones y alternativas.