"Un pequeño triunfo en la batalla contra el basurazo"
En un caso que podría haberse desenrollado en una larga y acrítica, Josep, valenciano de 30 años residente en Madrid, logró enfrentar a su casero y poner fin al intento de cobrarle la tasa de basuras.
Hasta el día en el que un escueto mensaje le informó que tenían que empezar a pagarla, Josep y sus dos compañeras de piso no habían tenido ningún roces con él. Ambas habían cumplido con sus obligaciones contractuales en los últimos tres años y consideraban el trato con su arrendador "cordial".
Sin embargo, un mensaje sorprendente cambió todo: el casero les comunicó que tenían que asumir el pago de la tasa de basuras, algo completamente nuevo para las tres. El valenciano, que acudió a asesorarse al Sindicato de Inquilinas de Madrid, fue claro: si no estaba incluido en el contrato, la tasa debía ser asumida por el propietario.
"Leímos el contrato y vimos que no estaba contemplada", relata Josep. "Se sorprendió porque esperaba que no íbamos a rechistar y simplemente dijéramos que vale, que ok, que lo pagamos". Sin embargo, finalmente aceptó y se comprometió a asumir el pago.
El caso de Josep y sus compañeras forma parte de la confusión generada por la tasa de basuras en Madrid. Muchos arrendadores han interpretado que el impuesto debía ser asumido por los inquilinos, sin estar conscientes de que están amparados por la ley.
La tasa de basuras es un impuesto para la gestión de residuos urbanos, que se suma a la renta del propietario. En Valencia entró en vigor en enero y en Madrid, en septiembre, mientras que otras ciudades como Sevilla o Zaragoza aún no han implementado el basurazo.
En Madrid, donde ya había existido hace una década, el importe dependerá del tamaño de la vivienda y del número de personas que viven allí. El Ayuntamiento cifró en 140 euros la media del importe. Sin embargo, muchos contratos de alquiler carecen de esta cláusula, lo que podría generar problemas.
El Sindicato de Inquilinas de Madrid recomienda que los inquilinos se comuniquen con sus caseros y les denje las claras: "Si no está incluido en el contrato, la tasa debe ser asumida por el propietario". En caso de que se haya pagado, se debe hacer una reclamación por la cantidad indebidamente pagada.
En algunos casos, los caseros están optando por pedir a sus inquilinos que se modifique el contrato incluso antes del vencimiento para incluir la tasa de basuras. En el caso de Amanda y su novia, que comparten piso en Madrid, el casero les pidió que se cambiara el contrato para meterle la tasa.
"Nosotras podríamos haberlo peleado diciendo que no lo teníamos en el contrato antes y, por tanto, no tendríamos por qué pagar", explica Amanda. "Pero hemos pensado que igual, si nos oponemos, nos sube el alquiler". En fin, el pequeño triunfo de Josep y sus compañeras es un ejemplo de cómo los inquilinos pueden enfrentarse a las cláusulas que buscan cobrarles la tasa de basuras.
En un caso que podría haberse desenrollado en una larga y acrítica, Josep, valenciano de 30 años residente en Madrid, logró enfrentar a su casero y poner fin al intento de cobrarle la tasa de basuras.
Hasta el día en el que un escueto mensaje le informó que tenían que empezar a pagarla, Josep y sus dos compañeras de piso no habían tenido ningún roces con él. Ambas habían cumplido con sus obligaciones contractuales en los últimos tres años y consideraban el trato con su arrendador "cordial".
Sin embargo, un mensaje sorprendente cambió todo: el casero les comunicó que tenían que asumir el pago de la tasa de basuras, algo completamente nuevo para las tres. El valenciano, que acudió a asesorarse al Sindicato de Inquilinas de Madrid, fue claro: si no estaba incluido en el contrato, la tasa debía ser asumida por el propietario.
"Leímos el contrato y vimos que no estaba contemplada", relata Josep. "Se sorprendió porque esperaba que no íbamos a rechistar y simplemente dijéramos que vale, que ok, que lo pagamos". Sin embargo, finalmente aceptó y se comprometió a asumir el pago.
El caso de Josep y sus compañeras forma parte de la confusión generada por la tasa de basuras en Madrid. Muchos arrendadores han interpretado que el impuesto debía ser asumido por los inquilinos, sin estar conscientes de que están amparados por la ley.
La tasa de basuras es un impuesto para la gestión de residuos urbanos, que se suma a la renta del propietario. En Valencia entró en vigor en enero y en Madrid, en septiembre, mientras que otras ciudades como Sevilla o Zaragoza aún no han implementado el basurazo.
En Madrid, donde ya había existido hace una década, el importe dependerá del tamaño de la vivienda y del número de personas que viven allí. El Ayuntamiento cifró en 140 euros la media del importe. Sin embargo, muchos contratos de alquiler carecen de esta cláusula, lo que podría generar problemas.
El Sindicato de Inquilinas de Madrid recomienda que los inquilinos se comuniquen con sus caseros y les denje las claras: "Si no está incluido en el contrato, la tasa debe ser asumida por el propietario". En caso de que se haya pagado, se debe hacer una reclamación por la cantidad indebidamente pagada.
En algunos casos, los caseros están optando por pedir a sus inquilinos que se modifique el contrato incluso antes del vencimiento para incluir la tasa de basuras. En el caso de Amanda y su novia, que comparten piso en Madrid, el casero les pidió que se cambiara el contrato para meterle la tasa.
"Nosotras podríamos haberlo peleado diciendo que no lo teníamos en el contrato antes y, por tanto, no tendríamos por qué pagar", explica Amanda. "Pero hemos pensado que igual, si nos oponemos, nos sube el alquiler". En fin, el pequeño triunfo de Josep y sus compañeras es un ejemplo de cómo los inquilinos pueden enfrentarse a las cláusulas que buscan cobrarles la tasa de basuras.