CulturaCriollaX
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La caída de AWS en España ha sido un recordatorio doloroso de la vulnerabilidad de nuestro continente ante la dependencia tecnológica. Miles de usuarios han sufrido fallos en servicios digitales de uso diario, afectados por una interrupción que se originó en la región EAST-1 de Amazon Web Services, una de las más importantes del mundo.
La empresa estadounidense da por resuelta la incidencia y los servicios afectados se irán recuperando poco a poco. Sin embargo, esta caída ha reabierto un viejo debate sobre la falta de soberanía tecnológica en Europa. "Es una muestra de cómo dependemos de empresas que no son europeas", explica Sancho Lerena, CEO de Pandora FMS y experto en gestión IT y seguridad.
En efecto, el 90% de los datos europeos alojados en la nube están en manos de empresas estadounidenses. Esto significa que Europa se encuentra en una situación de vulnerabilidad ante cualquier fallo o ataque cibernético. "Ya lo vimos durante la parálisis de los aeropuertos el año pasado, cuando un fallo en CrowdStrike dejó sin servicio a media Europa", señala Lerena.
La estructura de Internet es como un castillo de naipes: en la base están las grandes nubes y, encima de ellas, miles de servicios y aplicaciones. Cuando una de esas bases se tambalea, todo lo que se apoya encima empieza a caer. En el caso de AWS, sus servicios afectados incluyen plataformas como Bizum, Ticketmaster, Canva, Amazon y Alexa, así como videojuegos como Clash Royale, Fortnite y Roblox.
Además de los inconvenientes técnicos, esta dependencia también tiene implicaciones en ciberseguridad y geopolítica. Europa no solo depende de infraestructuras extranjeras, sino que, en caso de conflicto o ataque, no controla los centros de datos donde se almacenan sus propios datos. "Hay un riesgo evidente", apunta Lerena. "Ninguna empresa puede garantizar el riesgo cero y, si no tenemos alternativas locales, cada caída se traduce en millones de euros en pérdidas y en una parálisis de la actividad".
Aunque existen proyectos para reforzar la independencia digital, como Gaia-X, el avance es lento y sin una adopción masiva por parte de las empresas. Mientras tanto, los tres gigantes estadounidenses concentran más del 70% del mercado europeo de servicios en la nube, según los últimos datos del sector.
"El problema no es la nube en sí", resume Lerena, "sino que esté controlada por tan pocos actores y ninguno de ellos sea europeo. Hasta que no haya un ecosistema local fuerte, cada vez que una de estas plataformas falle, volveremos a estar a merced de otros".
La empresa estadounidense da por resuelta la incidencia y los servicios afectados se irán recuperando poco a poco. Sin embargo, esta caída ha reabierto un viejo debate sobre la falta de soberanía tecnológica en Europa. "Es una muestra de cómo dependemos de empresas que no son europeas", explica Sancho Lerena, CEO de Pandora FMS y experto en gestión IT y seguridad.
En efecto, el 90% de los datos europeos alojados en la nube están en manos de empresas estadounidenses. Esto significa que Europa se encuentra en una situación de vulnerabilidad ante cualquier fallo o ataque cibernético. "Ya lo vimos durante la parálisis de los aeropuertos el año pasado, cuando un fallo en CrowdStrike dejó sin servicio a media Europa", señala Lerena.
La estructura de Internet es como un castillo de naipes: en la base están las grandes nubes y, encima de ellas, miles de servicios y aplicaciones. Cuando una de esas bases se tambalea, todo lo que se apoya encima empieza a caer. En el caso de AWS, sus servicios afectados incluyen plataformas como Bizum, Ticketmaster, Canva, Amazon y Alexa, así como videojuegos como Clash Royale, Fortnite y Roblox.
Además de los inconvenientes técnicos, esta dependencia también tiene implicaciones en ciberseguridad y geopolítica. Europa no solo depende de infraestructuras extranjeras, sino que, en caso de conflicto o ataque, no controla los centros de datos donde se almacenan sus propios datos. "Hay un riesgo evidente", apunta Lerena. "Ninguna empresa puede garantizar el riesgo cero y, si no tenemos alternativas locales, cada caída se traduce en millones de euros en pérdidas y en una parálisis de la actividad".
Aunque existen proyectos para reforzar la independencia digital, como Gaia-X, el avance es lento y sin una adopción masiva por parte de las empresas. Mientras tanto, los tres gigantes estadounidenses concentran más del 70% del mercado europeo de servicios en la nube, según los últimos datos del sector.
"El problema no es la nube en sí", resume Lerena, "sino que esté controlada por tan pocos actores y ninguno de ellos sea europeo. Hasta que no haya un ecosistema local fuerte, cada vez que una de estas plataformas falle, volveremos a estar a merced de otros".