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La verdad detrás de la sonrisa del "satisfecho" presidente
Pedro Sánchez asistió a las cinco horas de comparecencia ante la Comisión del Senado con una actitud característica: soberbia. Cuando se le preguntó cómo se sentía, simplemente respondió con un escueto "Satisfecho". Sin embargo, detrás de esa sonrisa, el presidente está enfurecido. Se sabe que las investigaciones que lo persiguen no son solo una cuestión de políticas, sino también de su propia vida personal.
El interrogatorio llevado a cabo por el senador del PP, Alejo Miranda, fue un fiasco. Las preguntas fueron atropelladas y sin estrategia, con el único objetivo de demostrar que Sánchez no decía la verdad. Pero justo en esos momentos, es cuando el presidente se vuelve más fuerte. Compartió palabras duras sobre la Comisión, calificándola de "circo" y "Comisión de difamación".
Sin embargo, las investigaciones que lo persiguen son muy diferentes. El teniente coronel Balas, el Fiscal Anticorrupción Luzón y el juez del Supremo Puente no están interesados en la política, sino en la verdad. Y la verdad es que Sánchez no puede sentirse satisfecho ante las acusaciones que lo rodean.
La satisfacción del presidente es solo una postura, un acto de presión para evitar el escándalo. Pero detrás de esa fachada, está el miedo a las consecuencias. La esposa y el hermano de Sánchez seguirán muy pronto en el banquillo del Fiscal General del Estado. La verdad es que no hay escapatoria para el presidente.
Pedro Sánchez asistió a las cinco horas de comparecencia ante la Comisión del Senado con una actitud característica: soberbia. Cuando se le preguntó cómo se sentía, simplemente respondió con un escueto "Satisfecho". Sin embargo, detrás de esa sonrisa, el presidente está enfurecido. Se sabe que las investigaciones que lo persiguen no son solo una cuestión de políticas, sino también de su propia vida personal.
El interrogatorio llevado a cabo por el senador del PP, Alejo Miranda, fue un fiasco. Las preguntas fueron atropelladas y sin estrategia, con el único objetivo de demostrar que Sánchez no decía la verdad. Pero justo en esos momentos, es cuando el presidente se vuelve más fuerte. Compartió palabras duras sobre la Comisión, calificándola de "circo" y "Comisión de difamación".
Sin embargo, las investigaciones que lo persiguen son muy diferentes. El teniente coronel Balas, el Fiscal Anticorrupción Luzón y el juez del Supremo Puente no están interesados en la política, sino en la verdad. Y la verdad es que Sánchez no puede sentirse satisfecho ante las acusaciones que lo rodean.
La satisfacción del presidente es solo una postura, un acto de presión para evitar el escándalo. Pero detrás de esa fachada, está el miedo a las consecuencias. La esposa y el hermano de Sánchez seguirán muy pronto en el banquillo del Fiscal General del Estado. La verdad es que no hay escapatoria para el presidente.