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En un mundo donde la oscuridad de la vida nos envuelve, surge una sensación que puede ser más aterradora que el miedo al horror. La miedo a mentir, a engañar y a perder la realidad. ¿Qué es lo que nos hace creer que la ficción se convierte en verdad?
Hoy, como muchos de nosotros, nos sentimos atrapados entre dos frentes: uno que nos aterra con los disfraces de muertes vivientes y otro que nos deja clavado en la butaca. La película "Un miedo de mentirijillas" nos hace reflexionar sobre lo que nos hace disfrutar del género del terror, pero también nos plantea una pregunta: ¿qué es lo que nos da miedo de verdad?
El terror adulto, aquella sensación que nos deja despiertos a medianoche con el corazón acelerado y la mente en blanco. O las películas de género, autoconscientes, que nos hacen olvidar la oscuridad del cine, la música horripilante y los gritos de los espectadores. Pero ¿qué es lo que nos hace creer que la ficción se convierte en verdad?
La realidad es que el terror futuro es una pesadilla diaria. La amenaza real que nos rodea nos aterra más que cualquier horror en la pantalla grande. Y es ahí donde surge el miedo a mentirijillas: un miedo a perder la realidad, a creer que lo que vemos y oímos en la vida es igual a lo que nos cuentan.
¿Qué nos hace soportar con el Barça cuando en realidad estamos atrapados en una película de terror? ¿Es el miedo al futuro, la incertidumbre de lo que nos espera? O simplemente, es el deseo de escapar de la oscuridad de la vida para encontrar refugio en un mundo de fantasía.
En fin, como dice Josep M. Fonalleras: "hoy no nos dan miedo los disfraces de muertes vivientes". Pero ¿qué nos da miedo, si no el miedo a perdemos la realidad? El terror futuro es una pesadilla diaria, y es ahí donde surge el miedo a mentirijillas.
Hoy, como muchos de nosotros, nos sentimos atrapados entre dos frentes: uno que nos aterra con los disfraces de muertes vivientes y otro que nos deja clavado en la butaca. La película "Un miedo de mentirijillas" nos hace reflexionar sobre lo que nos hace disfrutar del género del terror, pero también nos plantea una pregunta: ¿qué es lo que nos da miedo de verdad?
El terror adulto, aquella sensación que nos deja despiertos a medianoche con el corazón acelerado y la mente en blanco. O las películas de género, autoconscientes, que nos hacen olvidar la oscuridad del cine, la música horripilante y los gritos de los espectadores. Pero ¿qué es lo que nos hace creer que la ficción se convierte en verdad?
La realidad es que el terror futuro es una pesadilla diaria. La amenaza real que nos rodea nos aterra más que cualquier horror en la pantalla grande. Y es ahí donde surge el miedo a mentirijillas: un miedo a perder la realidad, a creer que lo que vemos y oímos en la vida es igual a lo que nos cuentan.
¿Qué nos hace soportar con el Barça cuando en realidad estamos atrapados en una película de terror? ¿Es el miedo al futuro, la incertidumbre de lo que nos espera? O simplemente, es el deseo de escapar de la oscuridad de la vida para encontrar refugio en un mundo de fantasía.
En fin, como dice Josep M. Fonalleras: "hoy no nos dan miedo los disfraces de muertes vivientes". Pero ¿qué nos da miedo, si no el miedo a perdemos la realidad? El terror futuro es una pesadilla diaria, y es ahí donde surge el miedo a mentirijillas.