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Gaza sigue congelada, sin garantías de paz.
La tregua firmada por Israel y Hamás hace un mes se está convirtiendo en la realidad más tranquila desde que comenzó la ofensiva israelí contra Gaza en julio del año pasado. Pero muchos palestinos están escépticos con respecto a las intenciones de EE UU y Trump.
A pesar de los bombardeos indiscriminados que siguen teniendo lugar en partes de la Franja, el alto el fuego ha traído un cierto alivio a Gaza. Sus residentes concilian mejor el sueño ante el fin de los bombardeos indiscriminados, los mercados están algo más abastecidos y grupos como la Organización Mundial de la Salud anunciaron el miércoles un programa de seguimiento sobre la nutrición, la inmunización y el crecimiento de 44.000 niños.
Pero la ayuda humanitaria sigue restringida a pesar de la urgencia en que se encuentra la población palestina. Las tropas israelíes han restringido el suministro humanitario a un tercio de los 600 camiones diarios y solo han habilitado dos de los seis pasos fronterizos con el enclave.
El Consejo Noruego para los Refugiados ha alertado de que existen “pocas posibilidades de proteger a las familias del frío” creciente ante el bloqueo de materiales vinculados al refugio. El portavoz de la ONU, Farhan Haq, denunció el viernes que Israel ha rechazado 107 peticiones para entrar materiales como “ropa de invierno y suministros de higiene y saneamiento”.
Los palestinos oyen todos los días las bombas que Israel detona en la mitad de la Franja que la primera parte de la tregua le otorga más allá de la Línea Amarilla. El portavoz Haq denunció el viernes que Israel ha destruido “edificios residenciales” en las áreas que controla.
La segunda fase de la hoja de ruta de Trump, que aborda asuntos espinosos como la futura gobernanza del enclave y la retirada de las tropas israelíes, se enfrenta a dificultades para avanzar. La Casa Blanca busca un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU para desplegar una fuerza internacional que todavía carece de integrantes.
Voces de la derecha israelí ven la dificultad de desarmar a Hamás mediante la negociación como una oportunidad para retomar la ofensiva. El profesor Mkhaimar Abusada, exministro en Ramala, asegura que las formaciones palestinas no cooperarán si la tregua no les ofrece a cambio un objetivo final.
El plan de Trump habla de un horizonte político y de la autodeterminación de los palestinos. Pero la propuesta de resolución que EE UU ha presentado ante la ONU no lo hace, según Abusada. El proyecto parece ser un intento de invertir la tendencia que habían impulsado varios países occidentales al reconocer el Estado palestino.
El veterano negociador saca a colación la Iniciativa de Paz Árabe, que en 2002 llevó a 54 países árabes y musulmanes a comprometerse con la normalización de relaciones con Israel si el Estado judío levantaba la ocupación. “La fórmula es simple”, resume.
La tregua firmada por Israel y Hamás hace un mes se está convirtiendo en la realidad más tranquila desde que comenzó la ofensiva israelí contra Gaza en julio del año pasado. Pero muchos palestinos están escépticos con respecto a las intenciones de EE UU y Trump.
A pesar de los bombardeos indiscriminados que siguen teniendo lugar en partes de la Franja, el alto el fuego ha traído un cierto alivio a Gaza. Sus residentes concilian mejor el sueño ante el fin de los bombardeos indiscriminados, los mercados están algo más abastecidos y grupos como la Organización Mundial de la Salud anunciaron el miércoles un programa de seguimiento sobre la nutrición, la inmunización y el crecimiento de 44.000 niños.
Pero la ayuda humanitaria sigue restringida a pesar de la urgencia en que se encuentra la población palestina. Las tropas israelíes han restringido el suministro humanitario a un tercio de los 600 camiones diarios y solo han habilitado dos de los seis pasos fronterizos con el enclave.
El Consejo Noruego para los Refugiados ha alertado de que existen “pocas posibilidades de proteger a las familias del frío” creciente ante el bloqueo de materiales vinculados al refugio. El portavoz de la ONU, Farhan Haq, denunció el viernes que Israel ha rechazado 107 peticiones para entrar materiales como “ropa de invierno y suministros de higiene y saneamiento”.
Los palestinos oyen todos los días las bombas que Israel detona en la mitad de la Franja que la primera parte de la tregua le otorga más allá de la Línea Amarilla. El portavoz Haq denunció el viernes que Israel ha destruido “edificios residenciales” en las áreas que controla.
La segunda fase de la hoja de ruta de Trump, que aborda asuntos espinosos como la futura gobernanza del enclave y la retirada de las tropas israelíes, se enfrenta a dificultades para avanzar. La Casa Blanca busca un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU para desplegar una fuerza internacional que todavía carece de integrantes.
Voces de la derecha israelí ven la dificultad de desarmar a Hamás mediante la negociación como una oportunidad para retomar la ofensiva. El profesor Mkhaimar Abusada, exministro en Ramala, asegura que las formaciones palestinas no cooperarán si la tregua no les ofrece a cambio un objetivo final.
El plan de Trump habla de un horizonte político y de la autodeterminación de los palestinos. Pero la propuesta de resolución que EE UU ha presentado ante la ONU no lo hace, según Abusada. El proyecto parece ser un intento de invertir la tendencia que habían impulsado varios países occidentales al reconocer el Estado palestino.
El veterano negociador saca a colación la Iniciativa de Paz Árabe, que en 2002 llevó a 54 países árabes y musulmanes a comprometerse con la normalización de relaciones con Israel si el Estado judío levantaba la ocupación. “La fórmula es simple”, resume.