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"Simón Sebag Montefiore, uno de los historiadores británicos más respetados, ha lanzado una crítica brutal al dictador español Francisco Franco, calificándolo en tres palabras: "Violento, racista y autoritario". Este análisis del experto se publica en un momento donde el franquismo está en el centro del debate, después de que el último informe del Centro de Investigaciones Sociológicas haya mostrado que solo el 21,3% de la población cree que los años del franquismo fueron "buenos o muy buenos".
Montefiore destaca que Franco logró lo inesperable: su supervivencia. El historiador sostiene que el caso de Franco en España ofrece un ejemplo fascinante de cómo la determinación, la violencia y la crueldad pueden permitir que un líder mediocre se mantenga en el poder durante mucho tiempo.
El especialista señala que Franco era un maestro en la utilización del talento político para triunfar en un país dividido y desesperado, donde la violencia y el culto al poder habían convertido en herramientas esenciales de la política. El dictador gobernó vitaliciamente, reservándose el derecho a elegir sucesor mientras su familia y compinches se enriquecieron y competían por contratos y favores.
Además, Montefiore recuerda que Franco abrazó a los nazis con entusiasmo, creyendo en los clichés antisemitas de los judíos como asesinos de niños y asesinos de Cristo. La cautela y la codicia de Franco le impidieron comprometer a España en la guerra, lo que resultó beneficioso para él.
Finalmente, Montefiore señala cómo la lucha por el control de Franco se intensificó durante su decadencia, con cortesanos, familiares y médicos peleando entre sí por su poder. El dictador falleció en 1975, y Juan Carlos ascendió al trono, recompensando a Carmen, la hija de Franco, con un ducado.
Montefiore destaca que Franco logró lo inesperable: su supervivencia. El historiador sostiene que el caso de Franco en España ofrece un ejemplo fascinante de cómo la determinación, la violencia y la crueldad pueden permitir que un líder mediocre se mantenga en el poder durante mucho tiempo.
El especialista señala que Franco era un maestro en la utilización del talento político para triunfar en un país dividido y desesperado, donde la violencia y el culto al poder habían convertido en herramientas esenciales de la política. El dictador gobernó vitaliciamente, reservándose el derecho a elegir sucesor mientras su familia y compinches se enriquecieron y competían por contratos y favores.
Además, Montefiore recuerda que Franco abrazó a los nazis con entusiasmo, creyendo en los clichés antisemitas de los judíos como asesinos de niños y asesinos de Cristo. La cautela y la codicia de Franco le impidieron comprometer a España en la guerra, lo que resultó beneficioso para él.
Finalmente, Montefiore señala cómo la lucha por el control de Franco se intensificó durante su decadencia, con cortesanos, familiares y médicos peleando entre sí por su poder. El dictador falleció en 1975, y Juan Carlos ascendió al trono, recompensando a Carmen, la hija de Franco, con un ducado.