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Un ex CEO de Google advierte sobre el peligro de enseñar a una IA cómo matar a alguien. La inteligencia artificial (IA) promete transformar la sociedad, pero su avance plantea amenazas difíciles de controlar. El ex director ejecutivo de Google, Eric Schmidt, ha advertido sobre los riesgos de que estos sistemas puedan ser manipulados o hackeados hasta el punto de aprender comportamientos letales.
Schmidt subraya que la IA tiene un potencial enorme, pero su poder en manos equivocadas podría ser devastador. "Existe evidencia de que los modelos pueden ser intervenidos y sus mecanismos de seguridad eliminados", señaló. También recordó que los sistemas de inteligencia artificial aprenden mientras aprenden, lo que multiplica su capacidad de adaptación y, a la vez, su vulnerabilidad.
Un escenario extremo sería que una IA aprendiera cómo matar a alguien, advirtió con preocupación. Este tipo de incidentes demuestran que la seguridad en la IA sigue siendo un desafío abierto. Sin embargo, el exejecutivo no se alinea con los discursos catastrofistas y considera que la IA está infravalorada.
"Creo que está subestimada, no sobrestimada, y espero que el tiempo me dé la razón", afirmó Schmidt. También rechazó la idea de que el auge actual de la inteligencia artificial pueda acabar en una burbuja tecnológica similar a las de comienzos de los 2000.
En definitiva, el mensaje de Schmidt combina advertencia y esperanza: la IA puede ser una herramienta poderosa para el progreso, pero si cae en las manos equivocadas —o se le enseña lo que nunca debería aprender—, las consecuencias podrían ser irreversibles. La inteligencia artificial tiene un potencial enorme, pero su seguridad y control son fundamentales para evitar que se convierta en una amenaza para la sociedad.
Schmidt subraya que la IA tiene un potencial enorme, pero su poder en manos equivocadas podría ser devastador. "Existe evidencia de que los modelos pueden ser intervenidos y sus mecanismos de seguridad eliminados", señaló. También recordó que los sistemas de inteligencia artificial aprenden mientras aprenden, lo que multiplica su capacidad de adaptación y, a la vez, su vulnerabilidad.
Un escenario extremo sería que una IA aprendiera cómo matar a alguien, advirtió con preocupación. Este tipo de incidentes demuestran que la seguridad en la IA sigue siendo un desafío abierto. Sin embargo, el exejecutivo no se alinea con los discursos catastrofistas y considera que la IA está infravalorada.
"Creo que está subestimada, no sobrestimada, y espero que el tiempo me dé la razón", afirmó Schmidt. También rechazó la idea de que el auge actual de la inteligencia artificial pueda acabar en una burbuja tecnológica similar a las de comienzos de los 2000.
En definitiva, el mensaje de Schmidt combina advertencia y esperanza: la IA puede ser una herramienta poderosa para el progreso, pero si cae en las manos equivocadas —o se le enseña lo que nunca debería aprender—, las consecuencias podrían ser irreversibles. La inteligencia artificial tiene un potencial enorme, pero su seguridad y control son fundamentales para evitar que se convierta en una amenaza para la sociedad.